La Selección de Fútbol de Costa Rica afrontará un trascendental compromiso este sábado frente a Martinica, en el marco de la quinta jornada del Grupo B de la Liga A de la Liga de Naciones de la Concacaf. La importancia de este choque se debe a que ambos precisan ganar para cumplir con dos objetivos: uno que responde a ambos y el otro que solo es posible de alcanzar para los ticos.

El elenco caribeño está obligado a llevarse los tres puntos para evitar el descenso a la Liga B, aunque depende también de que Panamá derrote a sus hermanos centroamericanos en la última jornada del cuadrante. La Sele empatando se asegura la permanencia y el boleto a la Copa Oro 2023, aunque buscará ganar para que un mero 1-0 en el sur de la subregión en la fecha decisiva le baste para acceder al Final Four.

Será el estadio Pierre Aliker donde el destino de ambos se decida. El mismo se ubica en Fort de France, capital de este territorio francés de Ultramar. Fue construido en 1993 por el gobierno galo y puede albergar hasta a 18.000 personas, siendo uno de los recintos más destacados del Caribe (es el séptimo más grande). Debe su nombre a un político, físico y activista nacido en ese suelo que falleció en diciembre de 2013 a los 106 años.

Además del combinado patrio, el lugar es usado por el Club Colonial para sus encuentros como local en el certamen doméstico. También tiene funciones por fuera del fútbol, ya que allí se realizan también eventos de criquet o hasta religiosos (la mayoría de la población es católica, siguiendo la misma línea que la nación de la que dependen).

Otro aspecto curioso a destacar es que, sobre cuatro partidos que componen el historial que tienen, será el cuarto país distinto en el que jugarán. Las veces anteriores fueron (siempre con victoria de los centroamericanos) en Costa Rica (2-0 en 2022), Estados Unidos (2-0 en el 2002) y México (3-1 en 1993).