El 5 de febrero de 1995, Francisco Acuña vivió el momento más glorioso de su carrera: levantar la Copa de Campeones de la Concacaf con el Club Sport Cartaginés, tras derrotar en la final al Atlante de México. Fue la primera y única vez que el equipo brumoso conquistó este título.
“Lo mejor de todo esto fue el apoyo de la gente, en el torneo anoté dos goles y ver que el equipo estaba poniendo en alto el nombre de Costa Rica fue hermoso. Ver un estadio lleno, con la gente gritando tu nombre, lo que estábamos haciendo es de no olvidar y pasamos momentos increíbles”, recordó Acuña, quien formaba parte de una generación dorada junto a figuras como Norman “Pin” Gómez, Marvin Solórzano, Carlos Mario Hidalgo, entre otros.

Francisco Acuña es el segundo desde la izquierda en la fila del medio (La Teja).

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El golpe que lo cambió todo
Pero poco después de conquistar Concacaf, la carrera del ex delantero radicado en Juan Viñas daría un giro trágico. En 1997, mientras militaba en San Ramón, el “Toro” comenzó a padecer pubalgia crónica, una lesión compleja y traicionera que terminó por obligarlo a colgar los botines.
“En 1997 me lesioné y estuve fuera por varios años, prácticamente me había retirado y en el 2002 se me dio la oportunidad de volver al fútbol. Sinceramente no pensaba en volver a la cancha, pero me encontré al técnico Juan Blanco Hurtado y me ofreció regresar”, relató en entrevista con La Teja.

Una lesión crónica truncó la carrera de Francisco Acuña (La Nación).
Después de aquel largo impasse, Acuña continuó jugando en el fútbol de segunda división hasta el 2008: “Sentí que debía hacerlo por orgullo propio, porque sentía que aún podía aportarle al fútbol y la gente me decía que hacía falta, que me necesitaban en la cancha y fue un momento muy lindo, lo agradezco, mi retiro fue prematuro, por la lesión y esta era una deuda que tenía”, afirmó.
La segunda vida de Francisco Acuña
Alejado de las canchas mucho antes de lo planeado, Francisco encontró su nueva profesión en la Municipalidad de Jiménez, donde hasta el día de hoy trabaja como recolector de basura, una labor que realiza con orgullo y compromiso. Cada día se levanta temprano para recorrer las calles del cantón cartaginés y colaborar con la limpieza de su comunidad.
Además, “El Toro” se formó como técnico en gestión ambiental y presta ayuda en el acueducto y el área de reciclaje municipal. “La mayoría de gente me reconoce, pero los más jóvenes siempre tienen la duda y siempre hay alguien que le dice que fui futbolista. Yo estudié, pero no terminé el bachillerato porque surgió una oportunidad en el fútbol, sin embargo, tengo un trabajo del que me siento orgulloso“, afirmó el ex goleador, quien trabaja de lunes a sábado, no solo recolectando residuos, sino también trasladándolos a los rellenos sanitarios.

Así luce Francisco Acuña (y su familia) al día de hoy (La Teja).

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El brumoso tampoco se queja del trabajo pesado: “A veces las jornadas son más pesadas, pero no me quejo, la municipalidad cuida de mí y de mis compañeros y siempre ando con guantes anticorte, gorra con protector de cuello, camisa manga larga y no tengo quejas de lo que hago”, dijo con orgullo. Hoy, a sus 53 años, vive con su esposa Ericka, sus hijas Dana, Abigaíl e Isabella, y su nieto Lucas, de tres años.





