Se ha conocido oficialmente que Danilo Acosta será elegible para jugar con la selección nacional de Honduras. Esto generó todo tipo de opiniones y sentimientos encontrados entre prensa y aficionados, que hasta cierto punto son entendibles.

Hay muchas personas molestas con el jugador porque en su momento decidió esperar y no estampó su firma para jugar con el equipo de su país de nacimiento, cuando fue convocado por Fabian Coito en la previa de la Copa Oro 2019. Creo que puedo entender el hecho de que una gran parte de aficionados son pasionales, y que hay un resentimiento hacia el defensor del Galaxy por lo que pasó en aquel momento.

Sin embargo, también entiendo que seguimos siendo una selección que lucha constantemente contra sus propias limitaciones, y que no nos sobra nada. En este momento, Honduras tiene un sólo lateral izquierdo de confianza para afrontar la eliminatoria, que es Diego Rodríguez.

El camino a Qatar es largo y rocoso; hay lesiones, suspensiones, y otros condicionantes que hacen necesario tener al menos dos jugadores por puesto. Se necesita plantel; no 11 buenos jugadores, sino 15, 20, o 25. Si bien es cierto Acosta no juega en la MLS (es suplente en su equipo), también es cierto que un experto en detectar talentos como Coito ha visto cosas en él, así como los entrenadores juveniles de Estados Unidos que en su momento lo convocaron a sus equipos.

Acosta debe 'hacer fila' y luchar por un puesto, como todos. Pero definitivamente es mejor opción como lateral izquierdo que Ever Alvarado y otros jugadores de Liga Nacional. ¿Podemos culpar a un jugador por no decidirse entre el país que lo vio nacer contra el que lo formó? Me parece que no. No soy ingenuo, entiendo lo que está pasando aquí. Ahora es más fácil subirse al barco nacional cuando se navega por aguas más tranquilas.

Pero creo que todos podemos entender que a cualquier deportista lo seduce Estados Unidos como profesional. Y en cuanto a los aficionados, merecen todo nuestro respeto. Pero el entrenador no puede tomar decisiones al calor pasional de la grada. El mismo que hoy lo resiste, mañana será el que lo aclama si anota un gol o tiene un buen partido. Sin resentimientos; bienvenido Danilo Acosta. Ojalá sepa ganarse el respeto y cariño de su gente donde corresponde: en la cancha.