En 1999, un joven de 20 años llamado Mauricio Alpízar tuvo su gran momento internacional: defendió la camiseta de la Selección Nacional de Costa Rica en el Mundial Juvenil de Nigeria.
En aquel certamen, La Tricolor fue una de las mejores terceras de la fase de grupos y llegó hasta los octavos de final, donde cayó 2-0 ante Ghana, que luego sería eliminado por España, el campeón.

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Bajo la dirección de Carlos Watson, el Mundial de Nigeria dejó figuras como Gilberto Tuma Martínez, Minor Díaz, Winston Parks, Robert Arias, Juan Bautista Esquivel y, por supuesto, el propio Alpízar.
Del retiro prematuro a una nueva profesión
Nacido el 30 de enero de 1979 en Sarchí, Alpízar comenzó su carrera profesional en el Club Sport Herediano, aunque sería en Santa Bárbara donde realmente se consolidaría en la primera división.
Tras un breve paso por Puntarenas y un regreso a Herediano —donde disputó 32 partidos y marcó 4 goles—, el mediocampista llegó a Liberia Mía en 2007. Sin embargo, en 2009, con 30 años y sin equipo, se dio cuenta de que sus oportunidades para seguir en el fútbol profesional eran cada vez más escasas.

Mauricio Alpízar defendió el uniforme porteño en 2005 (La Nación).
“No apareció ningún equipo, me fui a pasear a Estados Unidos donde tengo mucha familia. Un día me llamó un primo y me ofreció trabajo. Estuve unos meses, luego volví para intentar conseguir equipo y tampoco. Fue así como tomé la decisión de seguir estudiando, dejar el fútbol e irme de nuevo allá a trabajar porque lo que me ganaba en una semana era la mensualidad de un equipo en Costa Rica. ¿Para qué iba a seguir matándome en el fútbol sabiendo que no me iba a dejar nada?“, relató Alpízar en una entrevista con La Nación años después de su retiro.
Su nuevo rumbo lo llevó a Summit, un pueblo de Nueva Jersey cuya población apenas supera los 20 mil habitantes, y comenzó a desempeñarse como jardinero en la empresa de su primo.

El centro de Summit, New Jersey (Google Maps).
“En el fútbol a lo mucho se trabajan tres horas al día, a lo que me dedico ahora son jornadas que comienzan a las 7:30 a.m. y se extienden hasta las 5 p.m. Es todo el día haciendo de todo: manejo el camión de la empresa, corto zacate, recojo hojas en otoño, sembramos árboles, plantas y también hacemos labores de construcción”, explicaba Alpízar en 2016.
“Depués de ver un dinero fijo es difícil devolverse”
El ex mundialista con Costa Rica aseguró que trabajar en Norteamérica le dio la estabilidad económica que nunca había logrado encontrar en el fútbol local. “Siempre hay trabajo, nunca falta y uno se gana lo que tal vez nunca se ganará en Costa Rica. Después de ver un dinero fijo es difícil devolverse“, afirmó, aunque también reconoció que las jornadas no son fáciles: “A veces el calor es tanto que debemos parar antes porque no se puede trabajar más, igual con el frío que es extremo. En mi caso trabajo de lunes a sábado, solo descanso el domingo“.

Así luce el ex Herediano en la actualidad (Facebook).

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Aunque mantenía buenas amistades del fútbol nacional, Alpízar confesó que ya no seguía de cerca el deporte. Para él, aquella etapa había quedado atrás en detrimento de una vida más estable y sin los dolores de cabeza que le dio el fútbol profesional.