La decisión había conllevado una espesa niebla de polémica. En casi todas las ligas del mundo dos elementos son los principales para condimentar el torneo: un campeón y al menos un descenso. Alguien tiene que levatar el trofeo a mejor equipo (sea con el formato que sea, por algo deben competir) y otro debe sufrir la périda de la categoría, para permitir la entrada de otro club y la tranquilidad de quienes permanecen con lo justo.

Hablamos claro de la decisión de suprimir los descensos por parte del "Grupo de los Seis" en asamblea de la Liga Nacional. Esto no cayó para nada bien a los otros equipos, quienes debían ver como la relegación a una división inferior era reemplazado con una multa de un millón de lempiras (medio millón para el anteúltimo).

Al respecto se pronunció la Federación Nacional de Fútbol de Honduras (Fenafuth), que emitió un comunicado en el cual dejaba de manifiesto que el descenso debía mantenerse de manera inexorable e inapelable, para mantener la naturaleza competitiva de este torneo de Primera División.

"En caso de suspensión definitiva del torneo decretada por la Junta Directiva de la Liga, se declarará un campeón y un descendido siempre que se haya disputado como mínimo el ochenta y cinco por ciento (85%) de los juegos del torneo y la decisión sea tomada por al menos el noventa por ciento (90 %) de los miembros que componen la junta directiva de la Liga Nacional", expresa de manera clara la nota.

Por consiguiente, concluye: "Se declarará campeón al equipo que en la tabla acumulada tenga la mayor cantidad de puntos y descendido al equipo que acumule la menor cantidad de puntos".