Para aquellas personas que siguen el fútbol español, el nombre de Yassine Bounou —mejor conocido como Bono resulta familiar debido a su regularidad en el Sevilla. Sin embargo, su fama trascendió aún más fronteras gracias a la formidable actuación que promedió con Marruecos ante España en los octavos de final de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022.

 

Al guardameta de 31 años se lo exigió en una sola oportunidad durante 120 minutos, cuando desactivó el potente remate de Dani Olmo con sus puños. El show llegó después, en los penales. Luego de que el tiro de Rodrigo Saravia diera en el poste, Bono atajó las ejecuciones de Carlos Soler y Sergio Busquets, dejándole el triunfo servido a Achraf Hakimi, quien firmó el 3-0 definiendo a lo Panenka frente a Unai Simón.

De este forma, Marruecos consiguió clasificar a los cuartos de final por primera vez en su historia. Anteriormente, en el Grupo F, los africanos empataron 0-0 con Bélgica (el portero llegó a cantar el himno, pero una descompostura lo marginó del juego), derrotaron 2-0 a Bélgica y 2-1 a Canadá, partido en el que su propio compañero, Nayef Aguerd, desvió un cento rasante de Adekugbe para convertirle el único gol en lo que va de Mundial.

Canadá, su punto de conexión con Concacaf

Bono, paradójicamente, nació en Montreal el 5 de abril de 1991. Sin embargo, vivió poco tiempo en el país norteamericano: "Mi padre era profesor universitario. Impartía clases de Física y por eso mi familia vivió en Canadá ocho años. Pero cuando yo cumplí tres, volvimos a Marruecos, a Casablanca, porque mi madre nunca se adaptó", le reveló a El Mundo.

El guardameta lo tenía claro, quería representar a su Selección. Y desde que era un niño comenzó a forjar su talento en las calles, "dibujando la portería en la pared y colocando cubos de basura", según le contó al mismo medio. Aunque su debut como profesional se dio en 2010, en el Wydad Casablanca, el equipo más ganador de Marruecos con 22 títulos locales.

Si bien el Niza de Francia casi se lo lleva dos años después, el traspaso se frustró por temas burocráticos. Fue finalmente el Atlético Madrid el equipo que se lo llevó. Empero, nunca pudo asentarse —"Yo era bueno para estar allí, pero no tanto como para competir. Tenía un complejo de inferioridad. Fue muy rápido para mí todo aquello", le dijo a EP—. Por eso fue cedido a Zaragoza, Girona y su actual club, a donde él mismo pidió salir, Sevilla.

Bono, hincha de River y fanático de Ortega

El éxodo de futbolistas argentinos a la institución andaluza, como Lucas Ocampos, Erik Lamela y Gonzalo Montiel, ex River Plate, alimentó su fanatismo por el Millonario. Además, el arquero desde pequeño admira a la Selección Argentina. Y su ídolo, precisamente vistió ambas camisetas: "Mi perro se llama Ariel, porque uno de mis jugadores favoritos era Ariel Ortega", había asegurado hace un tiempo, despertando la simpatía de los argentinos.