Comunicaciones Fútbol Club tuvo la chance de grabar su nombre en la historia de la región. Ninguno de los equipos que ganó la Liga Concacaf anteriormente —léase Alajuelense, Olimpia, Herediano y Saprissa— pudo revalidar su título. Y los pupilos de Willy Coito Olivera no fueron la excepción, pues Diriangén los eliminó en los octavos de final.

Sin embargo, esta caída tiene un sabor aún más amargo debido a dos factores. El primero tiene que ver con que esta es la última edición del certamen, ya que a partir del próximo año el formato cambiará y los equipos disputarán la Copa Centroamericana para clasificar a la Concachampions 2023. Y el último está ligado al peso propio de esta derrota: fue la primera vez que un equipo de Nicaragua doblegó a otro de Guatemala a nivel Uncaf y Concacaf.

 

Las tres consecuencias que dejó la eliminación

  • Los Cremas deberán centrarse únicamente en el plano local, ya que no participarán en competiciones internacionales por lo que resta de la temporada 2022-23. Como cayeron tan tempranamente, no quedarán entre los seis mejores equipos de la Liga Concacaf. Y, por lo tanto, no aseguraron su cupo para la próxima Liga de Campeones de la Concacaf.

 

  • El impacto en la economía de Comunicaciones es innegable, pues si el club hubiera avanzado a cuartos de final se hubiese medido a otros grandes de la región como Olimpia o Municipal, su archirrival. Cruces bonitos de ver y que aseguran un jugoso ingreso en cuanto a taquilla. Además, se perderán los premios económicos que otorga el certamen: en la pasada edición ganaron 75 mil dólares por llegar a la final y 125 mil más por ganarla.

 

  • Por último, los capitalinos no tienen asegurado el boleto a la Copa Centroamericana de 2023. Para clasificar, deberán llegar a la final del actual Torneo Apertura (situación compleja teniendo en cuenta que su rendimiento actual los tiene en la 8ª posición, aunque no imposible) o del próximo Clausura.