En medio de la tensión que rodea a la Selección de Costa Rica antes del duelo decisivo ante Honduras, salió a la luz una historia que pocos conocían y que revela las dificultades logísticas que enfrentan algunos futbolistas del combinado nacional. El protagonista es Manfred Ugalde, una de las grandes figuras de la Tricolor y pieza clave en el ataque del equipo dirigido por Miguel Herrera.
Días atrás se supo que el delantero sufrió el duro revés de quedarse a dormir en Nicaragua debido a las malas condiciones climáticas que impidieron su regreso inmediato al país. Pero lo que no se sabía era la magnitud del trayecto que vivió el futbolista antes de llegar a suelo centroamericano.
¿Cuál fue el calvario que tuvo que vivir Manfred Ugalde?
Según trascendió, Ugalde soportó 39 horas de viaje desde Rusia, un recorrido que incluyó tres escalas internacionales por motivos de presupuesto de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol). El itinerario del atacante fue un verdadero calvario: primero viajó de Moscú a Turquía, luego a Houston, posteriormente a Costa Rica, y finalmente tuvo que desviarse hacia Nicaragua, donde terminó pasando la noche.
Las consecuencias de este agotador recorrido no son menores. El futbolista llegó al país con signos de evidente desgaste físico y sin el descanso necesario para incorporarse a los entrenamientos con normalidad. Fuentes cercanas aseguran que el atacante intentó mantener la calma y sumarse al grupo con la mejor disposición, aunque el cansancio acumulado fue inevitable.
Esta situación ha generado molestia entre algunos sectores cercanos a la Selección, que consideran que un jugador de la jerarquía y el valor de Ugalde no debería pasar por semejante travesía, especialmente cuando se trata de una eliminatoria mundialista. La falta de planificación y de recursos adecuados por parte de la Fedefútbol vuelve a quedar en evidencia.

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Mientras el país entero se enfoca en el partido contra Honduras, la historia de Manfred Ugalde deja al descubierto una realidad preocupante: el esfuerzo de los jugadores contrasta con las limitaciones logísticas de una federación que, una vez más, parece no estar a la altura de las circunstancias.