El portugués repasó su carrera en una carta abierta, donde cuenta muchos detalles de su vida más intima.

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Cristiano Ronaldo publicó una carta abierta en la que repasa su carrera en The Players Tribune. El portugués repasa toda su carrera, desde sus inicios en Madeira hasta la última Champions con el Real Madrid.

“Yo seguía mirando a la banda antes de cada partido y veía ahí a mi padre, de pie, solo. Hasta que un día, mientras calentaba, volví a mirar como siempre y ahí estaban mi madre y mis hermanas. Significó mucho para mí. Me sentí orgulloso, protegido y querido. Como solemos decir en portugués, menino querido da família.”, declaró Ronaldo sobre su época en el CF Andorinha, donde su padre lo invitó a probarse.

También habló sobre su mudanza a la residencia del Sporting, la etapa más difícil de su vida: “El fútbol me ayudó a seguir adelante. Yo sabía que era capaz de hacer cosas en el campo que los otros chicos no podían. Y siempre había alguien que decía, “Es una pena que sea tan pequeño”. Y es verdad, yo era muy flaco. Así que a los 11 años tomé la decisión de trabajar mucho más duro que ellos”.

Tampoco se olvidó de su etapa en el Manchester United: “Al principio, ganar trofeos era muy emocionante para mí. Recuerdo cuando gané mi primera Champions con el Manchester, las emociones me superaron. Lo mismo con el primer Balón de Oro. Pero mis sueños eran cada vez más grandes. Yo siempre había admirado el Madrid y quería un nuevo reto. Quería ganar trofeos con el Madrid, romper todos los récords y convertirme en una leyenda del club”.

Uno de los momentos más importantes de su vida: “Hay un momento con mi hijo que va a quedar grabado para siempre en mi memoria. Es después de ganar la última Champions, en Cardiff. Acabábamos de hacer historia. Mi hijo entró al campo a celebrar conmigo… y la emoción cambió al instante. Agarramos el trofeo juntos y después paseamos por el campo de la mano. Es una alegría que jamás había sentido hasta ser padre”.

El portugués cerró la carta con otro emotivo mensaje para su hijo: “Pero lo que más recordaré de mi tiempo en Madrid, y de lo que les hablaré a mis nietos cuando tenga 95 años, es de lo que sentí caminando sobre el césped de la mano con mi hijo, siendo campeón. Ojalá lo podamos repetir pronto”.