El periodista Gustavo Flores, del diario EDH de El Salvador, denuncia las injusticias del torneo más importante a nivel regional de la Concacaf.
Esta mañana, un artículo de opinión titulado “La Copa Oro, un torneo deshonesto” fue publicado en el diario salvadoreño EDH, bajo la firma de Gustavo Flores.
En él, el periodista denuncia que “los grupos y el calendario ya estaban definidos de antemano, armados en “cofradía secreta” y sin que nadie diera explicaciones de los mismos”, y añade que bajo este formato, es imposible que Estados Unidos y México se crucen antes de la final.
Además, agrega que la Copa Oro también tiene “el dudoso privilegio de ser el único certamen continental que se juega en un solo país. Desde que se inició el torneo en 1991 (y con esta serán 14 ediciones), la sede fue siempre Estados Unidos”.
Desde Fútbol Centroamérica nos adherimos al artículo del colega Flores y lo compartimos para dar a conocer los hechos por los que transitan nuestros seleccionados.
+ El artículo completo:
La Copa Oro es el simil Concacaf de la Copa América, la Eurocopa o la Copa Africana de Naciones. El torneo sirve como vía para clasificar a la Copa Confederaciones de la FIFA. Sin embargo, y sin meternos en lo deportivo, hay algunos datos organizativos que la dejan muy pero muy atrás en el plano internacional.
Un sorteo que no fue sorteo fue el disparador de esta edición 2017 del torneo que une a los seleccionados de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe. Los grupos y el calendario ya estaban definidos de antemano, armados en “cofradía secreta” y sin que nadie diera explicaciones de los mismos. A El Salvador le tocó en suerte México, Jamaica y Curazao. ¿Por orden de quién? ¿Qué ingerencia tuvo Fesfut? Uno se pregunta esto porque por público, El Salvador es uno de los principales animadores. Lo que siempre está claro es que EE.UU. y México no se enfrentarían hasta la final. Un escándalo que en cualquier otra Confederación no sería permitido.
La Copa Oro tiene también el dudoso privilegio de ser el único certamen continental que se juega en un solo país. Desde que se inició el torneo en 1991 (y con esta serán 14 ediciones), la sede fue siempre Estados Unidos. Ilógico. Un par de veces se dignó a “compartir” su sede con México y Canadá. Además de la ventaja de localía, está siempre latente -y hoy lamentablemente más que nunca-, el bendito tema de las “visas” que pueden mermar el potencial de los rivales. Así, las reglas no parecen ser del todo justas y termina siendo una Copa deshonesta.