La carrera de entrenador puede ser altamente vertiginosa. Un día estás dirigiendo a un modesto equipo de ascenso en un país con poca tradición futbolística, y al otro eres el encargado de comandar a un club que se mece en la élite mundial. Esto no es nuevo. Ha ocurrido, ocurre y seguirá ocurriendo.

Por ello puede no llegar a sorprender el caso de Juan Manuel Lillo, aunque si sirve como un claro ejemplo de la primera premisa mencionada. Tras una dilatada trayectoria al mando de instituciones de su España natal, así como el Vissel Kobe de Japón, Atlético Nacional de Colombia y otras, el Manchester City lo ha confirmado como nuevo ayudante de Pep Guardiola.

Ese hombre que desde hoy asistirá a uno de los mejores directores técnicos de la historia, bien pudo tomar las riendas de la Selección de El Salvador allá por 2011, de no ser porque las negociaciones con la Fesfut no llegaron a buen puerto, a raíz de ciertos requisitos que le fueron denegados.

"Hay una desproporción entre el proyecto que se tiene en mente con lo que se tiene a disposición para hacerlo. No es que yo no lo quiera hacer, es que quiero hacerlo bien. Quieren que construya una pirámide, y me dan un saco de arena y dos ladrillos", había declarado en su momento el ibérico, según destacó El Gráfico.

El medio también recordó que una de las solicitudes del europeo era tener a disposición un equipo técnico de cinco hombres, mas la respuesta de la federación fue que la oferta se dirigía solo para él y un auxiliar. ¿Qué hubiera cambiado si aquellas pláticas coincidían? Jamás lo sabremos.