El Campeonato Sub-20 de la Concacaf está llegando al final de su primera etapa, para dar lugar a la instancia de eliminación directa, donde la lucha por un lugar en el próximo Mundial de la categoría (Indonesia 2023) y los Juegos Olímpicos (París 2024) será aún más acérrima, así como poco tolerante a cualquier margen de error.

Los partidos que hasta el momento se han disputado fueron más que atrapantes, aunque la gran mayoría cuenta con un común denominador: el mal estado del campo de juego. Las lluvias han azotado duramente a Honduras, país que es sede del evento, especialmente en el norte (donde se ubican dos de los estadios que se usan en la competición).

Julio Prieto, gerente de deportes de la Municipalidad de San Pedro Sula, dialogó con el programa Fútbol y Pasión acerca de los problemas que han tenido las canchas por el mal clima: "Ha pasado por causa de la naturaleza, los constantes partidos y el drenaje que no ha funcionando como se debe, porque ya es un estadio muy antiguo y hay que repararlo o a hacer una cancha nueva".

Una solución para nada barata

El hombre explicó que este inconveniente tiene arreglo, aunque es algo costoso: "La prioridad sería cambiar el engramillado del Olímpico, que andaría entre siete y diez millones de lempiras, igual costo que con el Morazán". Además, señaló que "si solo reparamos los drenajes el precio es inferior, pero es mejor hacerlos ambos de nuevo".

Cabe mencionar que la gravedad del asunto es tal, que la Concacaf optó por mudar la sede de los últimos dos compromisos del Grupo H (Antigua y Barbuda vs. Jamaica y Honduras vs. Costa Rica), del Estadio Morazán al Yankel Rosenthal.