El estadio Cuscatlán vivió una noche distinta durante el duelo entre El Salvador y Guatemala, correspondiente a la última etapa de las Eliminatorias Mundialistas de la Concacaf. Aunque la FESFUT solo asignó 300 boletos a la barra visitante, la presencia guatemalteca superó por mucho esa cifra y se hizo notar en distintos sectores del “Coloso de Monserrat”, acompañando al equipo en su triunfo por 1-0.

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Desde las gradas se pudo observar una marea azul y blanco que no se limitó al sector de sombra sur, designado oficialmente para los visitantes. Los aficionados chapines también estuvieron presentes en tribuna, platea y sectores populares como General y Preferente, generando un ambiente inusual para un partido de local de la Selecta. Las imágenes circularon rápidamente en redes sociales, evidenciando el masivo apoyo guatemalteco en territorio salvadoreño.
Aunque no hay una cifra oficial, se estima que los seguidores guatemaltecos superaron ampliamente los boletos asignados, algo que incluso fue confirmado por varios hinchas que aseguraron haber adquirido sus entradas por reventa. Este fenómeno no es nuevo: ya había ocurrido en el partido de la eliminatoria contra Panamá en el estadio Rommel Fernández, donde también se vio una fuerte presencia chapina.

¿Cómo entraron los aficionados de Guatemala?
Rolando González, presidente de la Comisión Normalizadora de la FESFUT, explicó que se cumplió con el reglamento: “Nosotros le vendimos 300 boletos a la Federación de Guatemala y 50 que se entregan por reglamento, igual que ellos hicieron con nosotros”, declaró. Sin embargo, el dirigente reconoció que muchos seguidores guatemaltecos accedieron por la reventa, agregando que “el salvadoreño que compró entradas las revendió, y al verlos identificados como guatemaltecos, la seguridad los ubicó en el sector de sombra sur”.
El sistema de venta de boletos estaba restringido a salvadoreños, permitiendo solo cuatro entradas por DUI, lo que en teoría impedía la compra directa desde Guatemala. Aun así, varios aficionados chapines recurrieron a familiares o conocidos en El Salvador para adquirir sus boletos y así poder ingresar al Cuscatlán. El ingenio y la pasión pudieron más que las limitaciones administrativas.

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Al final, la Selección de Guatemala no solo ganó en el marcador, sino también en las gradas, donde el aliento de su gente se hizo sentir con fuerza. La hinchada chapina convirtió el Cuscatlán en un pequeño enclave guatemalteco por una noche, celebrando un triunfo histórico que mantiene viva la ilusión mundialista y reafirma que su apoyo no conoce fronteras.