Bolillo Gómez es una garantía mundialista, si tomamos en cuenta que logró que Colombia clasifique al 1990 y al 1994 como asistente, así como fue entrenador de Los Cafeteros en Francia 1998. Además, puso a Ecuador en Corea-Japón 2002 y a Panamá en Rusia 2018. Hasta la fecha, fue el hombre que se disfrazó de gloria.

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Con estos antecedentes, todo El Salvador se ilusiona con la gran hazaña de llegar a una tercera Copa del Mundo con su Selección Mayor. Después de 1970 y 1982, generaciones enteras crecieron sin ver a La Selecta en un Mundial. Se siente en el aire que el momento ha llegado, pero falta lo más complejo que es concretarlo.
Sea o no sea efectivo, si su contrato llega a término, Gómez deberá cobrar un monto jugoso, pero no tanto como el de muchos de sus colegas de la región. Eso es lo que espera él, sus compañeros, sus futbolistas y también las autoridades del fútbol salvadoreño, quienes pagarán con gusto si es con ese sueño cumplido.

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Trascendió que Hernán Gómez percibirá una cifra muy generosa, en caso de que cumpla con el tiempo de trabajo. Firmó contrato por un año, todo 2025, con la opción de renovar en caso de que los resultados lo acompañen. Por lo rubricado, ganará 300 mil dólares anuales, divididos en 12 sueldos de 25 mil dólares.
El número no es para nada despreciable, pero si se tiene en cuenta que Gómez llega con una historia futbolística de nunca acabar y con un trabajo que lo respalda, queda corto al lado de los 840 mil dólares anuales cobrados por Thomas Christiansen al frente de Panamá, con 12 salarios de 70 mil al mes.

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