Para la Selección de Costa Rica, el Mundial de Qatar 2022 será el sexto de su historia. No fue sencilla la clasificación, pero una segunda vuelta cargada de épica —en la cual sacaron 19 de 21 puntos posibles— hizo posible el deseo de más de 5 millones de costarricenses. Remar contra la corriente es algo que la Tricolor ya ha hecho en otras ocasiones. Y si bien la más recordada es la de Brasil 2014, muchos años antes sucedió otra gesta que permitió proyectar este presente.

El 16 de julio de 1989, los Ticos jugaron ante El Salvador el último partido del pentagonal de la Concacaf. El Estadio Nacional estaba a reventar, pero expectante pues la Sele debía ganar. No fue hasta el 55' que el país pudo desahogar esa tensión con el cabezazo de Pastor Fernández, quien fue titular ese día por una tortícolis de Evaristo Coronado. Aquel 1-0, más los resultados venideros de Estados Unidos (0-0 con Guatemala y triunfo 1-0 contra Trinidad y Tobago), metieron a Costa Rica en su primer Mundial, Italia 1990, como líder de la clasificación.

Italia '90, un debut de película

Los dirigidos por el serbio Bora Milutinović, quien habia llevado a México a los cuartos de final en 1986, aterrizaron en el Grupo C, con Brasil, Suecia y Escocia. El 11 de junio, los Ticos debutaron, precisamente, contra los escoceses en el Estadio Luigi Ferraris de Génova. En el primer y el segundo tiempo, sobre todo, Luis Gabelo Conejo tuvo una serie de tapadas a quemarropa que fueron decisivas para firmar el triunfo 1-0 de los centroamericanos.

El histórico tanto tuvo lugar al 49'. Héctor Marchena pasó al ataque, se internó en el área y tocó para Claudio Jara quien, a metros del punto penal, ensayó un taco fantástico para habilitar a Juan Cayasso. El delantero del Deportivo Saprissa definió de zurda ante la salida del portero Leighton y la pelota acabó al fondo de la red, desatando una algarabía incontenible. Para Marchena, es "el gol más lindo que ha metido Costa Rica en todos sus Mundiales, aunque vayamos a los próximos veinte".

Los partidos siguientes y el desenlace de la aventura

Cinco días después, también en Génova, la Sele se midió a Brasil y perdió 1-0 con gol de Müller (aunque su remate se desvió en el "Chunche" Montero). Gabelo, por supuesto, fue decisivo. Para el 20 de junio, los de Milutinović debían empatar contra Suecia para clasificar a octavos de final. La tarea se complicó tras el gol de rebote de Ekström al 32'. Empero, Roger Flores (75') y Hernán Medford (87') lo dieron vuelta, consumando la gesta.

El viaje llegó su fin ante Checoslovaquia, en el Estadio San Nicola de Bari. Gabelo estaba lesionado y el partido acabó en goleada 4-1: hubo triplete de Skuhravý y otro tanto de Kubík, que rompieron el empate transitorio de Ronald González. La delegación regresó al país el 28 de junio, a borde de un Boeing 727 que recorrió las siete provincias y en todas ellas, los saludaron con la luz solar que se relejaba en los espejos de la gente, que colmó las calles y les dio una muestra de cariño tan inmensa como genuina.