En varias de las entrevistas que ha brindado, Luis Fernando Suárez menciona con asiduidad la palabra «inteligencia». Para él, es un atributo indispensable. Y le cabe a todo el grupo que conforma la Selección de Costa Rica"Es la primera condición para ser un buen equipo", le aseguró a Red+. Esos cimientos, totalmente despojados de egos, más el respaldo de los más experimentados y la "rebeldía" que floreció ante las críticas, fueron vitales para que la Tricolor esté hoy en el Mundial de Qatar 2022.

Su hoja de vida lo respalda como un estratega capaz de dirigir selecciones. En 2004, tomó a una Ecuador decaída por su flojo papel en la Copa América y, tras dejarla tercera en las eliminatorias, logró clasificarla a su segundo Mundial, Alemania 2006 (llegaron a octavos de final, el mejor registro hasta el momento). Años después, asumió en la banca de Honduras y también sacó boleto a Brasil 2014 al quedar tercero en el hexagonal de la Concacaf: el cierre fue complejo, pero un "Aztecazo" a México terminó salvando la campaña.

Aunque también dirigió a equipos como Dorados de Sinaloa (México), Universitario (Perú), Deportivo Pereira o Atlético Nacional (Colombia). En estos dos últimos, hasta se desempeñó como jugador en su fugaz carrera: duró de 1981 a 1989, año en el cual levantó la primera Copa Libertadores de la historia del conjunto Verde. El ciclo del Gordo —apodado así "porque cuando jugaba era fornido y fuerte para jugar"— cerró de forma perfecta en el cuadro antioqueño, pues lo sacó campeón de la liga local como entrenador diez años después.

Empero, el propio Suárez hizo hincapié en la dificultad extra que suponen los combinados nacionales por la adaptación cultural. Algo que consiguió en Costa Rica gracias a los referentes, Keylor Navas, Bryan Ruiz, Celso Borges, Joel Campbell, Yeltsin Tejeda y Óscar Duarte: "No solo me empapé de sus experiencias, sino que también son los que más colaboran conmigo para que todo salga bien", le reveló a la FIFA. Sin embargo, para el recibido de contador también fue fundamental la labor psicológica hacia adentro y para el grupo.

La literatura y sus tenis rojas, dos armas psicológicas

Según le contó a La Teja, algo que no puede faltar en su maleta es un libro. Y su interés, últimamente, se volcó hacia el entrenamiento mental: "No es solo para los jugadores, es para todos. Me gusta mucho esa parte de leer libros que pueda aplicarlos con los jugadores: cómo entrenar la tensión, cómo hacer para que ellos tomen buenas decisiones". El aspecto psicológico se inmiscuye en cada faceta de su vida. Y un ejemplo de ello son las tenis rojas que usó como cábala durante todas las eliminatorias con los Ticos.

Pero además del factor mágico, hay otros dos más profundos: "Uno es que me recuerdan a algo que yo viví. Tenía un problema en un nervio y el pie no funcionaba, entonces, me ayudaba con una ortesis que trataba de camuflar con los zapatos (...) Después, hay otra cosa que aprendo de mi psicólogo, se llama efecto Rapport. Uno debe parecerse mucho o lo que más pueda a su equipo. No puedo dirigir con la camiseta porque no me dejan, pero algún mensaje tengo que dar: estar cerca y con unos zapatos rojos, que es el color primario de Costa Rica", le reveló a Diario Extra.

Su arribo a Sele y la remontada heróica en eliminatorias

Luis Fernando Suárez se convirtió en el tercer técnico colombiano de la historia de Costa Rica tras Jorge Luis Pinto y Francisco Maturana, su padre futbolístico. "Pacho", quien fuera campéon de la Copa Uncaf 1999 con la Tricolor, lo dirigió en Atlético Nacional y se lo llevó como asistente técnico una vez finalizó su carrera como jugador. El 21 de junio de 2021 arribó a la Sele para reemplazar a Ronald González, quien venía arrastrando una racha de once juegos sin victorias. Y allí comenzó a escribirse el primer capítulo de una historia que pudo haber iniciado mucho antes.

"Es mi papá. Creyó primero, antes que yo mismo, que iba a ser buen técnico. Me impulsó a tener esta carrera. Sin Francisco no sería nada, no estaría aquí siquiera".

"Fue justo después que pusieron a trabajar al profesor Matosas. Fueron a hablar conmigo a Bogotá y no lo acepté y ahora me parece que fue un error, porque el tiempo es lo que te la posibilidad de trabajar bien, de conseguir resultados y un poco todo lo que se dio al final", comentó Suárez. Ciertamente, el inicio con los Ticos no fue el mejor en el octagonal final. Al término de la primera vuelta estaban quintos y, de no ser por el respaldo de Rodolfo Villalobos, presidente de la Federación Costarricense, hubiera dejado el cargo. Pero el triunfo 2-1 ante Honduras le dio pie a la gesta: en total, sacaron 19 puntos de 21 en juego y le quitaron el puesto de repechaje a Panamá.

Con la confianza que les dio plantarse ante las potencias de la región clasificadas a Qatar 2022 —tumbaron a Canadá (1-0), Estados Unidos (2-0) y le hicieron precio a México (0-0)—, sólo restaba un paso más, vencer a Nueva Zelanda en la respesca. Ni bien se hizo el sorteo del Mundial y se reveló que el ganador caería en el Grupo E, Suárez se obsesionó: anotó en un papel "España, Alemania, Japón y Costa Rica" y lo pegó en la heladera, junto a las manualidades de su nieto. "Es que tomo mucha agua. Voy mucho a la heladera y la miro todo el tiempo. Es una imagen que llega", le confesó a la FIFA.

Afortunadamente, los Ticos derrotaron 1-0 a los Kiwis gracias a la sinergia generacional, cristalizada en el centro de Jewison Bennette (18 años) que Campbell (30) empujó al fondo de la red. El país entró a su sexta Copa Mundial y millones cumplieron su sueño. El mismo que Suárez anhelaba con todas sus fuerzas: "Para mí, la tercera Copa Mundial es una obsesión. Cuando estuve en la primera ni sabía qué era eso. Cuando llegué, vi todo, y tuve una buena performance, lo único que quería era volver".

Si se repetirá o no lo de Brasil 2014 es imposible saberlo. Pero el foco está puesto en competir y el colombiano, quien renovó hasta 2026, se lo dejó claro a sus rivales: "Nosotros no pensamos sólo en jugar la primera ronda, es el primer paso para seguir compitiendo a nivel del Mundial. Somos conscientes de que no va a ser fácil. Sí tenemos cierta ventaja y es que tenemos cuatro o cinco jugadores que vivieron esa historia. Ojalá se pueda conseguir una clasificación mayor, esa es la idea".

"El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed". Eduardo Galeano, El País (1996).