Con un 2 por 1 en el marcador del primer partido de la final de la segunda fase, el Deportivo Saprissa toma ventaja parcial en la serie, una que no refleja fielmente lo visto en cancha durante los 90 minutos en la cueva del monstruo; aún falta el partido de vuelta en la catedral alajuelense pero en esta clase de instancias, ventaja es ventaja.

Pero más allá del frío resultado, todos los aficionados pudimos ver un dominio absoluto del cuadro morado, con gran despliegue por las bandas y control de la media cancha, incluso cuando los de casa estaban abajo en el marcador. Justo son estos elementos los que nos hacen mirar hacia el banquillo para evaluar lo hecho por cada estrategas, un apartado que -sin lugar a dudas- lo ganó, por mucho, Iñaki Alonso.

Iñaki Alonso fue, por mucho, el ganador del primer pulso (Saprissa Oficial)

Iñaki Alonso fue, por mucho, el ganador del primer pulso (Saprissa Oficial)

Iñaki con la lectura correcta

Para empezar, los morados saltaron al terreno de juego con la idea clara, en formación de 4-4-2 pero con sus laterales totalmente comprometidos a llevar peligro en ataque. En ninguna circunstancia el conjunto morado llegó a especular, se adueñó del balón desde el pitazo inicial. 

Supo además manejar la presión de jugar con el marcador en contra y rápidamente consiguió la paridad en una jugada que nace justamente por la banda derecha. Lo de Jimmy Marín anoche fue un verdadero espectáculo, no hubo forma de detenerlo.

Tras la injusta expulsión de volante manudo Bernald Alfaro, Iñaki vio el temor de su colega rival y no desaprovechó. Rápidamente varió la formación con la incorporacion de más hombres en ataque y con una idea aún más ofensiva; era fácil, la Liga no solo estaba diezmada, sino que además lucía asustada, era el momento de atacar sin compasión.

Con ese objetivo ingresaron al rectángulo Jaylon Hadden, Mariano Torres, Michael Barrantes y Jossimar Pemberton, un cuarteto netamente ofensivo que llegaba a auxiliar a la ya de por sí agresiva media cancha tibaseña. En la cancha se mantenían además Marvin Angulo, Ricardo Blanco y el imparable Jimmy Marín. La lectura fue la correcta: dominio, posesión y peligro; Iñaki hizo todo cuanto tenía que hacer y lo hizo a tiempo.

Rudé pecó a lo grande

Para estar de visitante y en instancias que nunca había jugado, Albert Rudé no lo hacía tan mal en el primer tiempo. No llevar los hilos del partido no era un mal negocio y además empataba en casa ajena, el plan marchaba perfecto; pero se vino lo inesperado, la expulsión de Alfaro y con ello, la debacle en el banquillo erizo.

Tener un hombre menos parece haber asustado en demasía al timonel manudo; de inmediato perdió la noción del juego, se mostró timorato, vulnerable, pero además, dispuso un planteamiento replegado atrás desde el mismo momento de la cartulina roja. Ni siquiera esperó para ver cómo transcurrían las acciones tras la expulsión.

El peor momento para Rudé fue a la hora de hacer las variantes; cualquiera habría pensado que renunciar al ataque era lo lógico, pero en la cabeza del español no ocurrió así. Prefirió sacar a sus dos mejores hombres del terreno (Alonso Martínez y Aarón Suárez) para meter a José Miguel Cubero y a Alexis Gamboa. ¿Qué ocurriría? Pues lo predecible, Alajuelense no tenía con quien conducir el balón y recurrieron al pelotazo hacia la nada.

Con el marcador en contra 2 por 1 y "el rancho ardiendo", Albert Rudé tuvo un momento de claridad e intentó recuperar la bola con la incorporación de Alex López y Carlos Mora, sin embargo era tarde, el Saprissa era una máquina en ataque con jugadores crecidos y el partido en el bolsillo. Pésima lectura y peor aún el "timming" para reaccionar. Ahí perdió el juego el estratega; entregó la creación, la salida y la alimentación de la ofensiva.

Saprissa nunca estuvo en riesgo de empate y menos de perder, por el contrario, perdonó en varias ocasiones frente al marco rival, una situación que a la postre deja la serie abierta y para jugarse con todas la sposibilidades para ambos equipos en la casa liguista.

Nada está definido en esta final, pero el colmillo del estratega saprissista pesó más en este primer juego, mucho más y el domingo entrante ya veremos si lo suficiente para enterrar a los rojinegros y dar el salto a la gran final ante Herediano.