Keylor Navas volverá a pisar el estadio de Levante éste miércoles, dos años después de su partida.
No será un partido más para el portero costarricense. Por un lado presiones, ya que Real Madrid está obligado a ganar para intentar que se olvide cuanto antes lo sucedido en el Derby; por el otro, emoción, ya que volverá a visitar la casa que lo hospedó en su primera incursión en La Liga de España.
Es cierto que Keylor militó en Albacete antes de su llegada a Levante, pero por aquel entonces, igual que en la actualidad, el equipo se encontraba disputando la Liga Adelante.
Éste miércoles, después de dos años, Navas podrá volver a sentir el calor de los aficionados a los que dedicó tres temporadas completas de esfuerzos, decepciones y alegrías.
Fue en el Ciutat de Valencia que se consolidó como un portero de élite, algo que terminaría por demostrarle al mundo en el Mundial de Brasil, en 2014, con una actuación que terminaría de convencer al Real Madrid, que ya lo venía siguiendo, de apostar a él para secundar a Casillas.
Claro que Keylor llega como un portero diferente, que tuvo que acostumbrarse de un día para el otro, cuando Iker dijo adiós a la Casa Blanca, a convivir con las presiones que demanda un club como Real Madrid. Llega, también, con una cotización que se incrementó en 5 millones de euros desde su partida, y que es 15 veces mayor a la que tenía a su llegada, procedente de Albacete.
También llega con una marca impensada cuando se revolcaba en el Ciutat de Valencia, encontrándose a 28 minutos de fijar la segunda mejor racha de imbatibilidad en la historia de la Champions.
Con todo y más, Keylor no olvida a su Levante, donde de seguro recibirá un cálido abrazo de esos aficionados que, sin renegar, supieron adjudicarle el mote de ídolo.
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