El fútbol guatemalteco vivió un hecho histórico este fin de semana con el debut de Federico Nicolás Cordero Sanzogni, un joven de apenas 15 años y 13 días, quien saltó al campo con la camiseta de Aurora en la Liga Nacional. Más allá de su temprana edad, su estreno estuvo marcado por un linaje que lo vincula directamente con dos figuras legendarias del balompié nacional.

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Federico es hijo de Nicolás Cordero, exjugador, pero lo más llamativo es que es nieto de dos íconos: el entrenador Horacio Cordero y el exfutbolista argentino Omar “Bocha” Sanzogni. Una herencia deportiva de peso que lo coloca bajo los reflectores desde el inicio de su carrera profesional.
Sus abuelos son históricos
El apellido Cordero tiene un lugar especial en la historia del fútbol chapín, ya que Horacio es considerado uno de los técnicos más ganadores en Guatemala, con títulos dirigiendo a Municipal y Comunicaciones, los clubes más importantes del país. Su legado en los banquillos lo convierte en un referente indiscutible.
Por el lado de los Sanzogni, la huella también es imborrable. Omar fue un volante argentino goleador, que marcó 107 tantos en la Liga Nacional entre 1970 y 1983. Sus registros incluyen 52 goles con Aurora, 37 con Cementos Novella, 8 con Municipal, 6 con Antigua y 4 con Izabal. Tras su retiro, se estableció en Guatemala, donde ha dejado un legado que trasciende generaciones.
De manera curiosa e inesperada, las trayectorias de Cordero y Sanzogni se unieron en la vida, y ahora en el fútbol, con un nieto que carga con la responsabilidad y la ilusión de continuar con la historia familiar. Federico Nicolás Cordero Sanzogni inicia así un camino que muchos seguirán de cerca.
El debut del juvenil con Aurora no solo representa una promesa para el futuro del club, sino también un nuevo capítulo en la historia de dos apellidos que marcaron épocas distintas del balompié guatemalteco. El país ya observa con expectativa cómo este joven de 15 años comienza a escribir su propia historia.