El regreso de Óscar Ramírez al banquillo de Liga Deportiva Alajuelense no solo remueve la nostalgia de una era ganadora, sino que también expone una realidad que le debe doler, y mucho, al técnico y a la afición manuda: desde su salida en 2015, el club ha perdido terreno en la lucha por la grandeza del fútbol nacional.
¿Cómo fue la debacle de Alajuelense desde que se fue Machillo del club?
Los números son claros y contundentes. Cuando Óscar Ramírez dejó la dirección técnica de la Liga, el equipo contaba con 29 títulos nacionales. Hoy, casi una década después, apenas suma uno más: 30 en total.
En ese mismo período, Saprissa pasó de 31 a 40 campeonatos, mientras que Herediano saltó de 24 a 30. Es decir, tanto morados como florenses han tenido un crecimiento sostenido, mientras que Alajuelense se ha estancado.
Ese dato, por sí solo, habla de la debacle deportiva que ha sufrido la institución rojinegra tras la salida del “Machillo”. Más allá de buenos planteles o promesas de reestructuración, los títulos han sido esquivos y las crisis técnicas constantes. El club ha pasado por múltiples entrenadores, sin lograr consolidar un proyecto que devuelva a la Liga su lugar en la cima del balompié nacional.

Desde que Machillo Ramírez se fue de Alajuelense, el club ganó solo una liga.
El regreso de Ramírez, por tanto, no es casual. Es un intento por recuperar una identidad, una forma de competir y, sobre todo, una cultura de victoria que se ha ido diluyendo. Nadie mejor que él para saber lo que significa ser campeón con esta camiseta, y nadie más consciente de cuánto ha perdido Alajuelense desde que él se fue.

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Ahora, el “Machillo” tiene la difícil tarea de revertir una década de frustraciones. Pero si hay alguien que puede hacerlo, es él. Aunque, como él mismo debe pensar en silencio: le debe doler ver lo que fue y en lo que se ha convertido el club de sus amores.