Este sábado, el Manchester City venció 1-0 al Inter de Milán en la gran final de la UEFA Champions League 2022-23 y se consagró campeón por primera vez en su historia del máximo certamen de clubes europeo. Sin embargo, los Citizens no ofrecieron una versión arrolladora en el Estadio Olímpico Atatürk: un golazo aislado de Rodri les bastó para asegurarse el triunfo.

Una primera mitad casi perfecta de los Nerazzurri

Contrario a lo que se preveía, Inter comenzó teniendo la posesión. Y si bien Bernando Silva avisó al minuto 5 con un remate desde la izquierda que rozó el ángulo de Onana, los de Inzaghi rápidamente se acomodaron: neutralizaron las individualidades del City con un comprimido 5-3-2, ayudados por sus delanteros. Y cada vez que recuperaban, sus ataques eran simples y directos.

Así fue como, con un Barela casi siempre libre y tanto Dumfries como Dimarco activos, se aproximaron al área Citizen: la jugada de mayor peligro llegó al 19′ y fue un derechazo alto de Brozović. La única vez que los ingleses rompieron por dentro fue cuando De Bruyne asistió a Haaland, quien picó al vacío y sacó un zurdazo centrado que Onana tapó con su brazo izquierdo.

Las malas noticias para Guardiola llegaron al 30′. El belga, tras disparar desde lejos, se lesionó —como en la final pasada— y Phil Foden debió sustituirlo un rato después. En ese tramo, Inter estuvo errático en la salida. Pero no sufrió mayores inconvenientes: el juego seguía como quería, enredado. Ante la imposibilidad, Akanji cerró la primera mitad probando desde lejos.

En el complemento, la tónica era la misma: Inter seguía interpretando bien en qué momento presionar con ferocidad y saliendo, cuando podía, con claridad del fondo. Con la novedad al 57′ del ingreso de Lukaku por un exhausto Džeko. Instantes después del cambio, Martínez interceptó un mal pase que Akanji no corrió y se internó en el área, aunque Ederson le ganó el mano a mano.

Rodri, el héroe de Estambul

La juga siguiente terminó con un foul a Foden y un testazo inofensivo de Stones. Así fue como casi siempre generó peligro el cuadro inglés: luego de un error de los Nerazzurri, que se ampraban en su férrea defensa. Esto hasta que Akanji trepó, filtró una pase para Silva y este tiró un centro atrás, que se desvió y le quedó servido a Rodri (68′): el español no perdonó y, con categoría, la colocó en el palo izquierdo de Onana.

Inmediatamente después, con el Inter lanzado en ataque y una serie de cabezazos en el área, Demarco sacó un testazo flotado que se estrelló en el travesaño. Y en el rebote, cuando volvió a cabecear, su dio en Lukaku. El belga, precisamente, remató de derecha en la jugada siguiente, pero Ederson controló sin problemas. Para entonces, el partido ya no era el mismo.

Foden, gracias a un gran control orientado, protagonizó una gran aventura individual: quedó mano a mano con Onana, quien adivinó la dirección de su débil remate. Los italianos perdieron su solvencia defensiva fruto del cansancio. Y el Manchester, de la mano del joven seleccionado inglés, creció en confianza y capacidad asociativa.

Al minuto 88, Lukaku desperdició la chance más clara del complemento cuando Brozović centró, Gosens le ganó el duelo aérea a Silva y se la dejó servida en el área chica. Empero, el ariete cabeceó a donde estaba Ederson. El tramo final de la final lo dominaron los italianos, pero el portero brasilero se erigió como la gran figura. Así fue como el Manchester City, jugando a la italiana, se quedó con su primera “Orejona” y el triplete, luego de ganar la Premier League y la FA Cup.