Mariano Torres, capitán del Deportivo Saprissa, se encuentra en el centro de la controversia tras un incidente que ha generado gran revuelo en el fútbol costarricense. Durante el partido de la Recopa entre el Morado y Alajuelense, el argentino empujó al asistente William Chow.

La UNAFUT analiza imponerle una dura sanción y, sobre todo, porque es un acto que ya ha realizado con anterioridad. El mediocampista protagonizó situaciones similares en el pasado y que podría resultar en severas consecuencias para el jugador.

¿Cuál fue la última vez que Mariano Torres hizo algo similar?

Este tipo de incidentes no es nuevo para el capitán morado. En 2017, Torres recibió una sanción de seis meses por agredir al árbitro Juan Gabriel Calderón. Según el reporte de sanciones de aquel entonces, el capitán morado no solo dio una patada a un adversario sin que el balón estuviera en juego, sino que también sujetó y tiró violentamente del brazo al oficial del partido, se negó a abandonar el terreno de juego y amenazó a un adversario mientras salía.

¿Qué sanción le dieron en esa oportunidad?

La sanción inicial incluía una suspensión de seis meses y una multa de 200 mil colones, pero tras una apelación de Saprissa, el Tribunal de Alzada de la Fedefútbol redujo la sanción a cinco partidos y aumentó la multa a 275 mil colones.

En el reciente incidente contra Alajuelense, el reporte arbitral del juego no menciona explícitamente la acción de Torres, lo que deja la decisión en manos del Comité Disciplinario. La falta de mención en el reporte no exime al jugador de una posible sanción, ya que el Disciplinario tiene la potestad de actuar de oficio en casos de agresiones a oficiales de partido.

Otros antecedentes de casos similares

El contexto de esta situación recuerda el caso de Barlon Sequeira, quien también fue sancionado severamente por un acto de violencia contra un árbitro. Sequeira recibió dos meses de suspensión y una multa de 200 mil colones por su conducta inapropiada. Este precedente sugiere que Torres podría enfrentar una sanción similar o incluso más severa, dado su historial de comportamientos violentos en el campo.

La reacción de los seguidores y la opinión pública ha sido dividida. Mientras algunos defienden a Torres, argumentando que el empujón fue producto de la tensión del partido, otros insisten en que no hay excusa para la agresión física contra los oficiales del partido. Este tipo de acciones socavan la integridad del deporte y envían un mensaje negativo, especialmente a los jóvenes aficionados que miran a estos jugadores como modelos a seguir.