Alajuelense se encuentra en la búsqueda de un nuevo director de divisiones menores, un puesto clave para el desarrollo de las futuras promesas del equipo. Esta vacante ha generado gran expectativa entre la afición manuda, que espera que el club encuentre a la persona indicada para ocupar este rol de vital importancia.

La llegada de Óscar Ramírez como coordinador de Desarrollo y Rendimiento generó cierta confusión, pues muchos pensaban que el Machillo asumiría las riendas de las divisiones menores. Sin embargo, el nuevo rol de Ramírez se centrará en potenciar el talento joven y optimizar el rendimiento de los jugadores, complementando así las funciones del futuro director de las categorías inferiores.

Recordemos que hace un año estuvo David Ibáñez en esa dirección durante tan solo unos meses. Hoy en día en Alajuelense se encuentra buscando un reemplazo. Según Hace un año el español David Ibáñez fue nombrado en esa dirección, pero duró solo algunos meses y hoy se busca quién lo reemplace, según confirmó Marco Vásquez, vocero manudo a La Teja.

¿Cuál es la figura que busca Alajuelense?

Aún no tenemos definido cuál sería la figura, pero por supuesto, quien venga podría encajar en esa línea, en esa idea. Hay que ver primero qué se está planteando en la junta directiva y el área deportiva para ese puesto, pero podría ser que sea en esa misma línea”, dijo Marco Vásquez.

Agustín Lleida y Vidal Paloma (derecha) son dos personas que han ocupado el puesto de director de ligas menores en Alajuelense.

Agustín Lleida y Vidal Paloma (derecha) son dos personas que han ocupado el puesto de director de ligas menores en Alajuelense.

El nombramiento de figuras emblemáticas de un club en puestos directivos ha generado un debate recurrente en el mundo del fútbol. El caso de Vásquez, quien señala que no basta con ser ídolos sino que se requiere un perfil profesional adecuado, plantea una interesante reflexión sobre la combinación de pasión, conocimiento y experiencia en estos roles.

El valor agregado de ser “de la casa”

Sin embargo, el hecho de ser un ídolo o una figura representativa de un club puede aportar un valor añadido significativo. El conocimiento profundo de la institución, la identificación con los valores y la historia del equipo, así como el arraigo emocional con los aficionados, pueden facilitar la adaptación al nuevo rol y generar una mayor cohesión interna.