Este viernes 24 de octubre, el Riga FC de Letonia, club en el que militan los costarricenses Orlando Galo y Anthony Contreras, se consagró campeón de la Virslīga tras empatar 0-0 ante Tukums 2000.
Con ese resultado, el conjunto con sede en la capital del país báltico alcanzó los 87 puntos en 34 jornadas, dejando sin opciones a su perseguidor más cercano, el RFS (78 puntos).
Sin embargo, la alegría por el título podría durar poco. Es que el flamante campeón de Letonia pertenece a una liga donde los triunfos pueden llegar a ser una sentencia de muerte.
La maldición de los campeones y el agujero negro del fútbol letón
El dato es tan contundente como preocupante: de los últimos 9 campeones de la liga letona, solo 4 siguen existiendo. Equipos históricos como Skonto FC, FK Ventspils, Spartaks Jūrmala o Liepājas Metalurgs desaparecieron pocos años después de levantar el trofeo. En mayor o menor medida, todos fueron víctimas del mismo mal: fragilidad financiera y dependencia absoluta de un solo patrocinador.
La Virslīga, fundada tras la disolución de la URSS en 1992, ha sido una liga económicamente precaria desde sus orígenes. Los ingresos por taquilla o televisión son mínimos, y hasta el 80% del presupuesto anual de los equipos se destina a cubrir salarios.
Esto deja a los clubes sin margen para afrontar imprevistos o cumplir con las estrictas licencias financieras de la LFF (Federación Letona de Fútbol) y la UEFA. En muchos casos, bastan dos meses de retraso en pagos o impuestos para provocar la exclusión del torneo.
Además, los antecedentes por corrupción y amaño de partidos también han sido letales. El Ventspils, múltiple campeón, fue expulsado siete años de competencias UEFA en 2021 por manipulación de resultados; mientras que el Valmiera FC, campeón en 2022, fue expulsado de la élite en 2025 por deudas salariales y fiscales.
Algo similar ocurrió con Spartaks Jūrmala, bicampeón en 2016 y 2017, que en 2023 no obtuvo licencia ni siquiera para competir en segunda división por deudas y problemas de gestión.
¿El Riga FC también está en riesgo?
Así, el modelo letón se sostiene sobre un equilibrio inestable: pocos patrocinadores, poco público, pocos ingresos televisivos y exigencias europeas cada vez más estrictas. Los clubes dependen de la buena voluntad de sus benefactores o de apoyos municipales para sobrevivir. Cuando esas fuentes se agotan, la historia está prácticamente condenada a terminar en impagos, descensos administrativos o disolución.
El Riga FC de Orlando Galo y Anthony Contreras no está exento de este riesgo. Aunque por ahora el flamante campeón mantiene finanzas saludables y apoyo en la capital, su estructura responde al mismo modelo vulnerable. Si no logra diversificar ingresos y fortalecer su gestión institucional, en cualquier momento podría caer en el mismo agujero negro que muchos de sus predecesores.
