La Liga Deportiva Alajuelense de Óscar “Machillo” Ramírez ha dejado claras sus intenciones en este mercado de fichajes. A diferencia de otros torneos, la apuesta principal está en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), de donde han emergido jóvenes promesas que ya integran el primer equipo, como Tristán Demetrius, Juan David Nazarith, Rahemm Cuello y Farbod Samadian.
Sin embargo, más allá de esta renovación con sangre joven, el cuerpo técnico también tiene la necesidad de encontrar un volante creativo de jerarquía, un “10” natural capaz de organizar el juego ofensivo y asumir el control del ritmo en el campo.
El 10 argentino que sedujo a Alajuelense
El gerente deportivo Carlos Vela había acercado al entrenador una serie de nombres que podrían calzar en ese perfil. Uno de los que más convencía era el del argentino Lucas Ríos, mediocampista de 27 años formado en Unión de Santa Fe.
Futbolista ágil, de buena técnica y con una vasta experiencia en el fútbol colombiano —donde jugó para Deportivo Cúcuta, Once Caldas e Independiente Santa Fe—, Ríos se perfilaba como una de las cartas fuertes en la carpeta de posibles refuerzos para Alajuelense.
Lucas Ríos se viste de rojinegro… pero no en el CAR
No obstante, los días pasaron, las negociaciones no avanzaron, y el 10 que Machillo Ramírez deseaba terminó concretando su regreso a un equipo que, curiosamente, también se viste de rojinegro: el Deportivo Cúcuta.
“¡Bienvenido, Mago Rojinegro!”, fue el mensaje con el que el club de la segunda división de Colombia volvió a abrirle las puertas a Ríos, que registra un total de 62 partidos, 10 goles y 11 asistencias en Cúcuta.
Mientras tanto, Alajuelense continuará explorando el mercado en busca del refuerzo ideal para la zona de creación. La estrella 31 sigue siendo el gran objetivo del club, pero para alcanzarla, Machillo sabe que necesita algo más que juventud y entusiasmo.