La Liga Deportiva Alajuelense enfrenta un inesperado giro en su temporada, y no precisamente por lo que sucede dentro de la cancha. La controversia sobre la continuidad del técnico Alexandre Guimaraes ha traspasado las fronteras del fútbol y ha encontrado eco en la política costarricense, un escenario que el club nunca imaginó que se convertiría en un campo de discusión para su presente deportivo.
¿Cómo fue que lo de Guimaraes pasó a la política de Costa Rica?
La diputada independiente Gloria Navas Montero, en una intervención en el plenario legislativo, comparó la escasa asistencia a una manifestación convocada por el presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, con la cantidad de aficionados rojinegros que piden la salida del entrenador.
“Hay más gente pidiendo la renuncia de Guimaraes que la gente que llegó a esa convocatoria. ¡Qué desperdicio de plata!”, afirmó la legisladora, provocando risas entre sus compañeros congresistas.
Las palabras de Navas no pasaron desapercibidas para los seguidores manudos, que en las últimas semanas han manifestado su descontento con el rendimiento del equipo bajo la dirección del estratega brasileño-costarricense. Sin embargo, el hecho de que un tema futbolístico sea utilizado en el discurso político refleja cómo el deporte se entrelaza con la realidad social del país.
Mientras Alajuelense busca estabilidad dentro del terreno de juego, su técnico se ha convertido en un punto de debate más allá del ámbito deportivo. La comparación lanzada por la diputada, aunque con tono jocosamente crítico, demuestra el impacto que tiene el fútbol en la sociedad costarricense.

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Ahora bien, ¿puede esta inesperada aparición del nombre de Guimarães en el ámbito político influir en la decisión de la directiva rojinegra? Si bien la dirigencia ha mantenido silencio ante la situación, lo cierto es que la presión crece y la polémica solo aumenta.