Mientras se confirma cuando regresa la Liga Nacional de Costa Rica, aprovechamos para recordar a la historia de un jugador que abrió las puertas de Europa para todos los centroamericanos. Se trata de Alejandro Morera Soto, un costarricense que surgió del Alajualense y terminó fichando en uno de los equipos más grandes del mundo, hasta logró meterse en la historia del Barcelona.

En 1925, Soto debutó en los Rojinegros a los 16 años. Se destacó tanto que pasó al Centro Gallego de Cuba, donde jugó un año, y después regresó al club que lo vio surgir. Su primer gran salto lo dio en 1933 al pasar al Espanyol. Pero la llegada no fue lo esperado, arribo al país y nadie lo esperaba. Fue tanto su disgustos que decidió aceptar la propuesta de un directivo del Barcelona, que conoció en Cuba, de ir a probarse al Azulgrana.

Ni el entrenador ni el Presidente del Barca, Joan Coma Segarrols, podían creer lo que vieron y le ofrecieron un salario muy superior a los de sus rivales. Así y sin darle explicaciones a la gente de Espanyol, se puso la camista de Barcelona. Para la época, fue un escándolo absoluto. El 30 de abril de ese mismo año terminaría debutando contra el Tenerife en un amistoso. Su primer gol fue por un partido de La Liga ante Athletic Bilbao en la derrota 4 a 2.

El Mago del Balón, como se lo apodó en España, estuvo durante una temporada entera en el Barca. Obtuvieron una Copa Catalunya y un sexto puesto en el campeonato nacional. Pese al escaso rendimiento, Soto marcó 68 goles y se metió en los 40 mejores goleadores de toda la historia Azulgrana. Dejó un grato recuerdo para los aficionados y se convirtió en el primer centroamericano en jugar para Barcelona.

Su carrera no se alejaría de Europa, pasó por el Hercules y el Le Havre de Francia, donde jugó solo dos partidos para conseguir plata ya que había perdido sus ahorros al escapar de la guerra civil española. Después, volverí a su amado Alajuelense. Estuvo durante 11 años y ganó 4 ligas, una de forma invicta, y una Copa Nacional. Fue tan grande en su carrera que los Liguistas decidieron nombrar su estadio en honor al Mago. Un jugador que no fue solo importante para Costa Rica, sino que permitió que los jugadores centroamericanos aparezcan en el mapa de los europeos