El pasado jueves se llevó a cabo el partido de ida de la segunda semifinal del campeonato nacional de Costa Rica, entre Santos y Alajuelense. El duelo acabó con un 3 por 2 en la lizarra; no faltaron emociones, intensidad y goles, pero hay algo que llamó la atención de todos los que vimos el encuentro; el desempeño del cubano Luis Paradela.

Paradela fue un espectáculo

El atacante salió encendido al terreno de juego desde el primer segundo; aún ni terminaban de acomodarse los jugadores en la cancha cuando ¡boom! vino el primero del cubano apenas al minuto 1 de juego, luego de resolver con mucha calidad una pelota que recibió en los linderos del área y burlar un defensa con un quite de clase mundial.

Pero ese era apenas el inicio de una noche mágica, durante 90 minutos no acabó el supicio para los defensas manudos, el atacante llevó constante peligro durante todo el juego; cuando no era él quien cerraba la jugada, era quien la creaba y la servía. Ni Faerón, ni Pipo González ni Arreola, ni nadie, todos sucumbieron ante el dominio del delantero.

El propio ténico alajuelense, Albert Rudé, tuvo que acomodar sus piezas ante el asedio incesante del isleño. Tras minimizar a Faerrón en varias ocasiones, el estratega no tuvo más remedio que hacer la variante y colocar una formación con vocación más ofensiva, donde incluyó a Ian Smith por un costado.

Luego de la primera parte y con el marcador a favor de los locales (2 por 1) el Santos entró con todo a cerrar el partido, de nuevo el cubano sacó ventaja de sus rivales y en una incorporación al área por la izquierda definió de gran manera y ponía un sorprendente 3 por 1. Era la noche del Santos, era la noche de Paradela.

Con el cambio en el parado táctico de Alajuelense vino un poco más de control para los manudos, pero insuficiente para traducirlo en peligro y menos para detener el ímpetu del delantero. De los pies de Paradela nacieron al menos 3 oportunidades más para concretar, pero terminaron por fuera del arco o en las manos de Leonel Moreira.

En el ocaso del juego, Johan Venegas se encontró una pelota aérea y definió de cabeza para cerrar el negocio en Guápiles, un marcador que tiene con vida a los erizos, pero que no refleja ciertamente lo ocurrido en el rectángulo de juego.

El partido de vuelta será este domingo a las 4 pm en el Morera Soto; los locales necesitan ganar por la mínima para meterse a la final, mientras que los caribeños solo requieren un empate para firmar su boleto.