En medio de la planificación del nuevo torneo y con la presión de seguir siendo protagonista en el fútbol nacional, el Deportivo Saprissa enfrenta un obstáculo que no puede eludir: deberá desembolsar un millón de dólares antes de poder fichar. Así lo sabe ya el nuevo timonel morado, Paulo César Wanchope, quien espera reforzar su plantel, pero sabe que el margen económico será mínimo.
Un millón para saldar cuentas
El monto no es menor. Saprissa debe resolver tres compromisos clave para habilitarse en el mercado de fichajes. El primero y más pesado corresponde a la deuda con el club israelí Hapoel Be’er Sheva, por el caso de Jimmy Marín, donde los morados están obligados a pagar $429.562,50. Esta deuda ha sido vigilada de cerca por instancias internacionales, por lo que Saprissa no puede retrasarse.
A esa cifra se le suma una indemnización de $250.000 para Sergio Gila, exdirector deportivo, tras la rescisión anticipada de su contrato. El español dejó el club en medio de un cambio estructural y ahora el equipo debe cumplir con ese compromiso.
El tercer pago va dirigido al delantero Sabin Merino, a quien se le puso fin al contrato pese a que aún le restaba un año y medio de vínculo con la institución. Su salida también costará $250.000.

Solamente por Jimmy Marín pagarán 500 mil dólares.
Luz verde… pero con limitaciones
Una vez se cancelen estas tres deudas, que suman exactamente un millón de dólares, Saprissa podrá volver al mercado de fichajes. Sin embargo, la realidad es clara: no habrá billetera amplia. La directiva podrá fichar, sí, pero deberá hacerlo con creatividad y con nombres que se ajusten al presupuesto disponible, el cual será limitado tras semejante desembolso.

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Wanchope, que conoce muy bien el entorno y el ADN del club, tendrá que apostar por jugadores libres, préstamos o talentos nacionales que encajen en su idea futbolística sin poner en riesgo la estabilidad financiera del equipo.