La ausencia de Daniel Ortega en los funerales de su íntimo amigo, el diputado Jacinto Suárez, avivó los rumores que desde hace un mes circulan sobre el presidente de Nicaragua. A Ortega, de 74 años, no se le ve desde el pasado 12 de marzo cuando participó en una videoconferencia con otros mandatarios centroamericanos para definir estrategias regionales ante el avance del COVID-19. Tampoco se la vio a su esposa Rosario Murillo, quien todos los días hace un contacto telefónico con los medios de comunicación afines al gobierno.

Las especulaciones en las redes sociales sobre el estado de Ortega van desde que está guardando una cuarentena severa en su búnker de El Carmen, o que está muy enfermo, posiblemente en Cuba, e, incluso, hay versiones que indican que podría estar muerto.

No sería esta la primera vez que se da por muerto a Daniel Ortega. En una ocasión él mismo apareció desmintiendo los rumores que le daban por muerto. “Este es su primer milagro, usted me resucitó, señor cardenal”, bromeó, después de una larga ausencia el 3 de marzo de 2014, cuando llegó a recibir al cardenal Leopoldo Brenes al aeropuerto de Managua.

mi

“Las ausencias de Daniel Ortega son bastante clásicas”, dice la exguerrillera Dora María Téllez. “Él se desaparece, más aún cuando hay circunstancias críticas a las que no quiere responder. Se ausenta en las crisis, sobre todo cuando no tiene buenas noticias que dar, y prefiere que sea Rosario Murillo quien saque la cara, pues prefiere que se queme Murillo a que se queme él”.

Este viernes se esperaba una prueba de vida de Ortega, cuando asistiera a los funerales de su viejo amigo y compañero de luchas, el diputado Jacinto Suárez, quien falleció este jueves a los 73 años de edad. Sin embargo, ni Ortega ni su esposa, Rosario Murillo, ni nadie de su familia, llegaron a la vela o a la ceremonia solemne que se realizó en homenaje a Suárez en la Asamblea Nacional.