El periodista y escritor británico John Carlin le puso la firma a una de las críticas más ácidas que haya recibido el crack portugués, a quien calificó de combinar “grandeza como jugador con ridiculez como persona”.

Cristiano no está protagonizando una buena Eurocopa, mostrando un rendimiento muy por debajo del habitual en Real Madrid. Sin embargo, la mayor parte de las críticas que ha recibido no han tenido que ver con su nivel de juego sino con sus actitudes dentro y fuera del campo.

Debajo de ese cuerpo de Adonis superstar no hay más que un blando chiquillo malcríado

El prestigioso periodista británico John Carlin firmó hoy en las páginas del diario El País una de las semblanzas más mordaces, ácidas y certeras que se recuerdan sobre la figura del extremo del Real Madrid Cristiano Ronaldo. Bajo el título “Cristiano: la grandeza, la tristeza y la ridiculez”, Carlin hace un repaso de la peculiar personalidad del crack madridista y llega a la conclusión de que “nunca en la historia del fútbol hubo alguien que combinase tanta grandeza como jugador con tanta ridiculez como persona”.

Al analizar la figura del internacional portugués y las polémicas que ha protagonizado en la Eurocopa, el escritor británico utiliza sus declaraciones al concluir el primer partido en las que despreciaba a la débil Islandia para sentenciar que “la mentalidad pequeña la tiene él. Hay que reconocerlo: nunca en la historia del fútbol hubo alguien que combinase tanta grandeza como jugador con tanta ridiculez como persona. Ronaldo es la mejor prueba que existe de que uno puede ser rico, guapo y famoso, e incluso que uno puede llegar a la cima de ser considerado el segundo mejor jugador del mundo y, al mismo tiempo, ser un pobre tipo. Por más que se rodee de Ferraris y de Rolls-Royces y de supermodelos no está en paz consigo mismo y, en el fondo, no es feliz“.

Carlin se muestra indulgente con Cristiano al concluir que “la gente tiene que entender (…) que no es su culpa; que la historia de su vida invita a la compresión y al perdón. Su padre fue alcohólico, apenas estuvo presente en su vida y murió cuando Ronaldo tenía 20 años. La figura paterna la usurparon una panda de buitres cuyo único interés era sacar la mayor tajada económica posible de sus éxitos. No tuvo gente a su alrededor que tuviese la bondad de intentar ponerle los pies en la tierra; tuvo falsos aduladores”.

Uno puede llegar a la cima y al mismo tiempo ser un pobre tipo

Y resume la peculiar relación entre el crack madridista y su representante, el todopoderoso Jorge Mendes, recordando una escena que aparece en el documental Ronaldo, que define como “un monumento cinematográfico a su frágil narcisismo”. Carlin apunta que “confesó ahí que no tenía muchos amigos en el fútbol y que confiaba en poca gente. Uno de esos pocos es Jorge Mendes, su agente, al que se ve en el documental dando un discurso en una cena privada con Ronaldo y amigos en el que alaba con bufonesca efusividad las virtudes de su cliente predilecto, el que más ingresos le ha generado. Una persona normal le hubiera dado una cachetada a Mendes, interpretando sus elogios como burlas. Ronaldo los aceptó con la literal y solemne naturalidad del que se cree un dios. Pobre. Debajo de ese cuerpo de Adonis superstar lo que hay es, efectivamente, un blando chiquillo malcriado. Tanta buena suerte ha tenido en la vida, y tanta mala también“.

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