El Clásico Nacional de Honduras volvió a demostrar por qué es uno de los partidos más apasionantes de Centroamérica. En un duelo cargado de emociones, Olimpia y Motagua empataron 2-2 en un encuentro que tuvo de todo: penales, polémicas arbitrales, goles espectaculares y un héroe inesperado en los minutos finales.

El partido arrancó con dominio albo. Apenas al minuto 13, una falta dentro del área de Marlon Licona sobre José Mario Pinto derivó en un penal claro que Yustin Arboleda transformó con potencia, poniendo el 1-0 para Olimpia.

Motagua, alentado por su afición, fue creciendo en confianza y logró el empate justo antes del descanso. Al minuto 44, Droopy Gómez fue derribado en los linderos del área, y el brasileño John Kleber ejecutó un tiro libre raso que pasó por debajo de la barrera y venció a Édrick Menjívar, igualando el marcador 1-1.

La segunda mitad se tornó vibrante, con reclamos de ambos lados por penales no sancionados sobre Jorge Serrano y Jerry Bengtson, que encendieron los ánimos en los banquillos. El cuadro azul encontró el premio a su insistencia en el tramo final del encuentro, nuevamente gracias a la figura de John Kleber, quien se elevó en el área para conectar un certero cabezazo que se coló en el costado derecho del arco de Menjívar. Con el 2-1, la euforia invadió las gradas, y Motagua acariciaba un triunfo que parecía seguro.

La joya de Honduras definió el Clásico

Pero el fútbol siempre guarda lugar para el drama, y esta vez el protagonista fue el joven Dereck Moncada. En la última jugada del partido, tras un tiro de esquina, el juvenil cazó un rebote dentro del área y, con un potente derechazo, envió el balón al fondo para sellar el 2-2 definitivo.

El tanto cayó como un balde de agua fría para Motagua y como un grito de alivio para Olimpia. Con este gol, Moncada no solo salvó a su equipo, sino que también reafirmó su condición de revelación del campeonato, sumando ya cuatro anotaciones en el torneo y con el que llena de ilusión a todos en Honduras.