La vida de Darwin Lom es una historia de lucha, sacrificio y superación. Hoy, convertido en una de las figuras más importantes de la Selección de Guatemala, el delantero no olvida sus orígenes ni las dificultades que enfrentó para alcanzar el sueño de ser futbolista profesional. Su presente bajo el mando de Luis Fernando Tena es el reflejo de años de esfuerzo silencioso y de un camino lleno de obstáculos que supo transformar en motivación.

Darwin Lom: una infancia lejos de Guatemala

Lom creció entre dos mundos. Aunque nació en Estados Unidos, su infancia estuvo marcada por la distancia y las dificultades familiares. Su madre, originaria de Guatemala, migró al norte en busca de un mejor futuro, pero más tarde fue deportada, lo que marcó un antes y un después en la vida del joven Darwin. A los 15 años, tuvo que abandonar la escuela para trabajar en la construcción y ayudar a su familia, un sacrificio que moldeó su carácter y su determinación.

A pesar de las adversidades, el fútbol se convirtió en su refugio. En medio de largas jornadas laborales, Lom nunca dejó de soñar con jugar profesionalmente. Su talento y perseverancia lo llevaron a integrarse a clubes de Estados Unidos como el Chattanooga FC, los Shorter Hawks y el Hartford Athletic, donde comenzó a forjar su camino en la categoría de ascenso. Fue allí donde su esfuerzo empezó a dar frutos, ganándose el respeto por su entrega dentro del campo.

El regreso de Darwin Lom a Guatemala

El regreso a Guatemala significó un renacer en su carrera. Guastatoya, Malacateco, Xelajú MC y Deportivo Mixco fueron los equipos que le permitieron consolidarse y demostrar su capacidad goleadora. Actualmente, Comunicaciones FC disfruta de su talento, mientras que Luis Fernando Tena lo considera una pieza clave en el proceso eliminatorio rumbo al Mundial 2026.

Lom, sin embargo, sabe que su papel en la Azul y Blanco implica una constante competencia. Comparte el frente de ataque con futbolistas de peso como Rubio Rubín, en una lucha sana que eleva el nivel del equipo nacional. Su compromiso y disciplina lo han convertido en uno de los preferidos por la afición, que valora su entrega en cada convocatoria.

De la construcción en Estados Unidos a los reflectores de los estadios internacionales, la historia de Darwin Lom es un ejemplo de resiliencia y amor por el fútbol. Hoy, el delantero no solo pelea por un lugar en el once titular, sino también por cumplir el sueño de millones de guatemaltecos: ver a la Selección Nacional en la Copa del Mundo 2026.