La afición del Club Sport Herediano no solo sueña con el bicampeonato bajo el mando de Jafet Soto. Hay un anhelo aún más grande que ha tomado forma entre los rojiamarillos: presenciar la reinauguración del estadio Eladio Rosabal Cordero.

Luego de años de remodelaciones, el recinto promete convertirse a finales de 2025 en uno de los escenarios más modernos de Centroamérica, devolviendo a los florenses a una casa totalmente renovada y de primer nivel.

Para calmar la ansiedad de sus seguidores, Herediano presentó los últimos avances de la obra, enfocándose esta vez en el área del techado y la iluminación.

Jafet Soto le da un toque europeo al nuevo Rosabal Cordero

Las lonas que cubrirán las tribunas ya comenzaron a instalarse en dos sectores. Alex Otoya, coordinador estructural del estadio, explicó ante las cámaras qué es lo que las hace tan especiales.

“La lona en cada uno de sus paños es distinta. La que está instalada ahora en los dos sectores es de un ancho de seis metros y medio, que puede llegar a los siete metros. Es importante que se pueda tensar como una membrana para evitar que se mueva con el viento de Heredia, que es bastante fuerte“, detalló Otoya.

(Teletica).

La fabricación también da que hablar: las lonas fueron traídas directamente de Europa y cumplen con estándares de calidad internacionales. “El material de la lona es especial, no es cualquier tela sencilla. Es certificado, fabricado en Europa. La traen a Costa Rica, los instaladores ponen los perfiles y tensan la lona”, agregó el mandamás de la remodelación.

También avanzan los trabajos de iluminación, con la instalación de luces en el sector este. “Se pretende que las luces abarquen todo el anillo del estadio y que en cada uno de los ejes se sostengan como mínimo tres focos”, explicó Otoya. La nueva tecnología permitirá calibrar las luces en dirección, posición y luminosidad, adaptándolas para eventos deportivos y también culturales.

Mientras tanto, la ilusión crece en Herediano. Con Jafet Soto construyendo un equipo competitivo en la cancha y un estadio de primer mundo fuera de ella, los florenses pueden darse el lujo de soñar en grande.