En el paradisíaco Golfo de Nicoya, entre las islas Bejuco y Caballo, se encuentra la pequeña Isla Venado, una joya natural de apenas 6,5 km², cubierta en un 95% de la superficie por bosque tropical.
Allí viven cerca de 1300 personas, familias que, en su mayoría, sobreviven gracias a la pesca artesanal. De ese paraje tan remoto y olvidado por muchos es oriundo Alberth Barahona, joven futbolista de 20 años que se consolidó como una de las grandes revelaciones del Deportivo Saprissa bajo el mando de Paulo Wanchope.
En este inicio detemporada, el mediocampista ya sumó minutos en los tres partidos que disputó el Monstruo, y todo indica que será una pieza valiosa tanto en el Toneo Apertura 2025 como en la Copa Centroamericana.
La historia de Alberth Barahona
Desde pequeño, Barahona creció con una pelota en los pies, rodeado de la tranquilidad de la isla y su familia, que aún reside allí. Su primer gran paso lo dio al unirse a una escuela de fútbol en Jicaral, donde jugó hasta los 14 años antes de ser llamado por Jicaral Sercoba
Pero llegar a los entrenamientos no era sencillo: debía desplazarse desde Venado hasta el muelle La Penca y, cuando su padre no podía llevarlo por estar pescando, viajaba solo en su pequeña embarcación. “Primero iba al colegio y luego, cuando terminaba, me iba en la panga para un muelle que se llama La Penca. A veces me llevaba mi papá, pero cuando él andaba pescando buscábamos un ride o iba yo solo”, relató.
Un partido que lo cambió todo
A los 17 años, Barahona disputó una semifinal con el conjunto jicaraleño ante Saprissa en La Cueva. Su actuación fue tan destacada que, al día siguiente, recibió una llamada que marcaría su rumbo profesional.
“El domingo yo estaba en la iglesia y me entró una llamada. No quería contestar porque era un número que no tenía guardado. Mi papá me dijo que contestara. Era Don Sergio (Gila), quien me dijo que le había gustado mucho mi trabajo en la semifinal y que le gustaría que jugara para Saprissa el siguiente torneo”, recordó. Así, el entonces gerente deportivo morado, Sergio Gila, fue quien lo convenció de dar el salto a Tibás.
El gran salto de Barahona
El trabajo silencioso de Barahona en el Centro Deportivo “Beto” Fernández no pasó inadvertido para Wanchope, que en el Clausura 2025 lo sorprendió incluyéndolo como titular en la semifinal contra Herediano.
“Wanchope me comentó que ve cómo trabajo siempre, que siempre me entrego al 100, juegue o no juegue, esté en lista o no esté. Y que me iba a tocar salir de inicio. Sentí una emoción muy grande, hasta las lágrimas se me salieron”, confesó Alberth. Fue una oportunidad que no desaprovechó y que lo puso en boca de todo el país.
El orgullo de Venado
Tras el partido, lo primero que hizo fue conectarse en videollamada con sus padres para compartir el momento soñado. Actualmente, Barahona vive en la casa club del Deportivo Saprissa, donde comparte techo con otros talentos jóvenes de la institución. Además de sus compromisos futbolísticos, dedica tiempo a sus estudios de Derecho gracias a una beca otorgada por el club.
Con humildad, disciplina y el recuerdo constante de sus orígenes en Isla Venado, Albert Barahona se ha ganado un lugar en el plantel morado. Lo que empezó como el sueño de un niño pescador en una isla de 1300 habitantes, hoy es la historia de una de las joyas que ilusionan al equipo más ganador de Costa Rica.