La Selección de Panamá atraviesa un momento crítico en la Eliminatoria Mundialista de la Concacaf, tras un inicio decepcionante que la ha dejado al borde del abismo. Con una serie de malos resultados que comprometen seriamente sus aspiraciones, el combinado canalero afrontará la Fecha FIFA de noviembre con la obligación de ganar para mantener vivo su sueño de clasificar al Mundial del 2026. La presión recae completamente sobre los hombros del técnico Thomas Christiansen, quien sabe que otro fracaso sería un golpe devastador para su proceso.

El estratega danés enfrenta un panorama similar al de la pasada eliminatoria rumbo a Qatar 2022, donde Panamá también quedó fuera en la recta final. Sin margen de error, Christiansen deberá encontrar soluciones urgentes y reavivar el espíritu competitivo de su plantel, consciente de que estos dos partidos podrían marcar su continuidad al frente del banquillo. En el entorno futbolero panameño ya se habla de “finales anticipadas”, pues el margen para tropezar se ha reducido al mínimo.

En medio de esa tensión, el técnico canalero recibió una inesperada señal de alerta por parte de la Concacaf, que destacó a uno de los hombres más determinantes de su próximo rival. En sus redes oficiales, el organismo resaltó las actuaciones del portero Mario González, figura indiscutible de la Selección de El Salvador, quien ha sido clave con sus atajadas decisivas y su seguridad bajo los tres palos. Su rendimiento ha sido vital para que los salvadoreños sigan con opciones en la eliminatoria.

El reconocimiento de Concacaf no pasó inadvertido para Christiansen, quien sabe que González podría convertirse en un muro difícil de superar cuando se enfrenten. Los canaleros deberán encontrar fórmulas para vulnerar una defensa salvadoreña que, aunque no siempre sólida, ha contado con la inspiración de su arquero para sostener resultados.

Panamá en busca del Mundial 2026

El 18 de noviembre, en el estadio Rommel Fernández, Panamá recibirá a La Selecta en un partido que podría definir su destino en la eliminatoria. La expectativa en el país es enorme, pues se espera que el recinto luzca lleno en una auténtica fiesta futbolera. Sin embargo, ese ambiente solo se mantendrá si los panameños logran vencer antes a Guatemala, el 13 de noviembre, en un encuentro clave que podría reanimar —o sepultar— sus esperanzas.

De no sumar resultados positivos en esta doble jornada, el proyecto de Thomas Christiansen podría llegar a su fin. Panamá está contra las cuerdas, consciente de que su clasificación al Mundial 2026 pende de un hilo. En el horizonte asoma un reto mayúsculo y una amenaza latente: si no ganan, el sueño mundialista podría desvanecerse tan rápido como llegó la ilusión.