A tan solo un mes del inicio de la Eliminatoria Mundialista de Concacaf para Panamá, el fútbol canalero vive un terremoto institucional. Rogelio Orillac presentó su renuncia irrevocable a la presidencia del Consejo de la Liga Panameña de Fútbol (LPF), y con él también dejaron sus cargos el tesorero Eric Calderón y el subtesorero José Hidrogo. Las dimisiones, con efecto inmediato, fueron presentadas por escrito y sorprendieron al entorno futbolístico del país.

Las razones, según explicaron los ahora exdirigentes, radican en “diferencias constantes e irreconciliables en cuanto a la visión y misión de la LPF”. Aseguran que la Liga necesita una independencia total respecto a la Federación Panameña de Fútbol (FEPAFUT) para tomar decisiones clave sobre los torneos que administra, objetivo que, lamentablemente, no se ha conseguido.

Esta crisis llega en un momento particularmente delicado, ya que el fútbol panameño buscaba estabilidad y cohesión de cara a los desafíos internacionales. Las renuncias generan interrogantes sobre la gobernabilidad de la LPF y sobre cómo se resolverán los vacíos administrativos en un corto plazo.

Uno de los principales puntos dedebate es si la LPF podría sobrevivir con una independencia plena de la FEPAFUT. Para algunos, este modelo daría mayor agilidad y autonomía a la Liga; para otros, representaría un riesgo que podría fragmentar la estructura del fútbol nacional.

Preocupación en Panamá y Thomas Christiansen

La situación también despierta inquietud en el cuerpo técnico de la selección nacional. El entrenador Thomas Christiansen necesita un ambiente de estabilidad y cooperación entre todas las instancias del fútbol panameño para encarar con éxito la Eliminatoria. Cualquier tensión institucional podría repercutir indirectamente en la preparación del equipo.

Por ahora, queda en manos de la FEPAFUT y de los clubes definir los pasos a seguir para restablecer el orden en la LPF. Lo que está claro es que esta crisis administrativa ha encendido las alarmas y obliga a replantear la relación entre la Liga y la Federación, en un momento en el que Panamá no puede permitirse distracciones fuera del terreno de juego.