Con cuatro goles del portugués, Real Madrid aplastó 7-1 al Celta de Vigo y dejó atrás muchos de los fantasmas que sobrevolaban el Bernabéu.

Les tocó a los de Eduardo Berizzo, de gran campaña en La Liga, pero pudo ser cualquiera. En algún momento, la fiera tenía que despertar, apelar al talento de sus futbolistas y demostrar que, a pesar de las dudas, le sobran los recursos para marcar la diferencia.

Regresó Gareth Bale, hombre clave en las dos últimas temporadas para el Madrid, y lo hizo con gol cuando el partido ya no era tal. Pero fundamentalmente regresó Cristiano, que pateó críticas y reproches, las hizo a un lado, y jugó con todo ese nivel que, según sus propias palabras, deberían tener sus compañeros para que los merengues lideren La Liga.

Fueron cuatro tantos del portugués, casi que uno detrás del otro, en una ráfaga que comenzó al minuto 50 y terminó al 76,

Pepe, otro por los que pidió Cristiano, también apareció con el gol que abrió el partido; mientras que Jesé y Bale completaron la faena tras el show de CR7. Para Celta, apenas pudo descontar Iago Aspas, aunque en éste caso, el gol ni siquiera podría llamarse el del honor.

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