La Federación Nacional de Futbol de Guatemala (Fedefut) se encuentra nuevamente en el ojo del huracán, esta vez por el polémico proceso de venta de entradas para el partido entre la Selección Nacional y El Salvador en la Eliminatoria Mundialista. Un grupo de diputados citó al Comité Ejecutivo para que explicara cómo se llevó a cabo la comercialización de los boletos, luego de las múltiples quejas de la afición.
En la reunión, la Federación estuvo representada por William Martínez (secretario) y Max Solórzano, aunque la ausencia del presidente Gerardo Paiz llamó la atención, pues se esperaba que él diera las explicaciones centrales ante los cuestionamientos. Su inasistencia generó malestar en los parlamentarios, quienes no quedaron satisfechos con la información presentada. “La venta (de boletos) no fue transparente”, les dice el diputado José Chic a los representantes de la Fedefut.
La sesión también contó con la presencia de la Asociación de Revendedores, cuyos representantes negaron haber recibido boletos oficiales, rechazando así las acusaciones de que habrían acaparado entradas para después revenderlas a precios más altos.
Los federativos confirmaron que el proceso de venta dejó un ingreso económico de 3 millones 65 mil quetzales, correspondientes a las 11 mil entradas que se pusieron a disposición del público. Sin embargo, los diputados insistieron en la necesidad de mayor transparencia, pues el proceso fue objeto de fuertes críticas debido a la rapidez con que se agotaron los boletos.
La Fedefut tendrá que entregar cuentas al Congreso
Tras un intenso intercambio de opiniones, se acordó que la Fedefut deberá presentar un informe detallado sobre la venta, incluyendo cuántos boletos se entregaron a patrocinadores, qué mecanismos se usaron para garantizar el acceso del público en general y cómo se validó el requisito del DPI para la compra.
Además, los legisladores pidieron a la Fedefut reactivar la opción de comentarios en sus redes sociales, bloqueada tras la ola de críticas, y presentar una nueva propuesta de venta de entradas para los próximos partidos. La polémica continúa encendida y ahora será el informe oficial el que determine si hubo irregularidades o simplemente un mal manejo de la comunicación hacia la afición.