La noche de este jueves prometía muchas cosas para el aficionado alajuelense, era el regreso de su equipo a la máxima competencia de clubes de la zona y pintaba para una noche mágica, quizá por ello la efervecencia se vivía tan intensamente.
Y dentro de esa ilusión que desbordaba a la enorme afición rojinegra, se organizó, como ya es usual, una serie actividades fuera y dentro del estadio, para darle al equipo, el apoyo para este tipo de compromisos.
Fracaso en la cancha
Y la afición hizo lo que mejor sabe, llenar el estadio, cantar, colmar las calles aledañas, preparar un banderazo para recibir a sus idolos y confeccionar mantas para adornar el escenario a la altura de las circunstancias.
Esta respuesta del seguidor manudo no es una excepción, es la norma: durante añs, han mostrado ser una afición que apoya con todo, que responde en la grada cuando más se le nececita y que se sabe al dedillo, el manual del buen aficionado.
Pero en contraste, el equipo no respondió en la cancha, una vez más, los 11 jugadores vestidos de rojo y negro qudaron en deuda con su afición y como pago, les regalaron una bochornosa derrota de 3 por 0 en su propia casa.
No es la primera vez que esto ocurre, en anteriores ocasiones y ante un escenario pletórico, los jugadores manudos han visto celebrar al rival en su patio, con la impotencia entre pecho y espalda y en enmudecido estadio.
Ayer fue eso, un revivir de nuevo esos capítulos, ese silencio, esa desazón y ese vacío en los pechos de su afición, una vez más, el equipo falla ente un escenario casi inmejorable, una nueva deuda se gestó este jueves.
El técnico fue el unico en ofrecer una disculpa, sin embargo, son palabras sin peso para los miles de afiocionados que hubiesen preferido los 3 puntos, o al menos, un gol a favor.
La serie aun no ha terminado, pero el camino es casi imposible, el silencio continúa en el Morera Soto y el dolor en el pecho de la noble afición manuda.