La noticia cayó como un balde de agua fría en el fútbol sala costarricense y en todo el deporte nacional. La Selección Femenina de Futsal de Costa Rica no participará en los XII Juegos Centroamericanos de Guatemala 2025, una decisión que no solo golpea a las jugadoras, sino que también abre un debate regional sobre inclusión y equidad.
El anuncio oficial
La Liga de Fútbol Sala de Costa Rica (LIFUTSAL) confirmó este 4 de setiembre que la rama femenina no será parte del evento regional, luego de que la Federación Costarricense de Fútbol (FCRF) recibiera la notificación del Comité Olímpico Nacional (CONCRC).
¿Por qué se definió esto en Costa Rica?
El futsal tendrá representación únicamente en la rama masculina, tras una decisión que, según explicó Henry Núñez, presidente del CONCRC, se tomó bajo criterios presupuestarios y estratégicos, priorizando disciplinas con “mayores probabilidades de medalla”. Por la misma razón, también quedó fuera el fútbol playa masculino.
El golpe es aún más duro considerando el trabajo reciente de la Selección Femenina, que apenas en abril de 2025 hizo historia al disputar su primer torneo oficial: el Premundial de Concacaf rumbo al Mundial Femenino de Futsal de la FIFA en Filipinas. Allí, el equipo alcanzó las semifinales después de liderar con autoridad la fase de grupos.
Una decisión que abre debate
El comunicado de LIFUTSAL lamentó la exclusión y recordó que tanto la propia Liga como la FCRF ofrecieron apoyo económico para garantizar la presencia de la Selección Femenina. Sin embargo, la inscripción de atletas ya se cerró, por lo que no existe margen para revertir la decisión.
La medida genera cuestionamientos, pues contrasta con el Principio Fundamental 6 de la Carta Olímpica, que establece que el deporte es un derecho humano y que nadie debe quedar excluido por razones ajenas al espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio.
Precedentes y futuro incierto
La exclusión en 2025 deja una herida abierta. Estas jugadoras demostraron talento y disciplina para competir al más alto nivel, pero ahora deberán esperar otro escenario para representar al país. El reto será que instituciones, federaciones y sociedad respalden con más fuerza el crecimiento del futsal femenino costarricense, para que esta desilusión no marque un retroceso, sino un punto de partida hacia una verdadera equidad deportiva en la región.