Mientras sus principales rivales se refuerzan y sus aficionados exigen movimientos en el mercado, el Deportivo Saprissa apenas ha confirmado una sola incorporación: Guillermo Villalobos. La falta de fichajes no es casualidad, sino consecuencia directa de una situación económica que empieza a pasar factura y amenaza con condicionar todo el segundo semestre del año.

Según se ha podido conocer, los morados enfrentan serias limitaciones financieras que van mucho más allá de la planificación deportiva. La deuda acumulada del club se ha visto agravada recientemente por decisiones administrativas costosas que están impactando directamente en la capacidad de maniobra del equipo en este mercado.

¿Cuáles son las nuevas deudas que tiene que pagar Saprissa?

Una de las decisiones más polémicas fue la salida del director deportivo Sergio Gila, quien tenía contrato vigente con la institución. Su desvinculación le costó a Saprissa 250 mil dólares, una cifra nada menor en el contexto actual del fútbol nacional.

Pero el golpe más reciente tiene nombre propio: Sabin Merino. El delantero español, que nunca terminó de rendir en el club, tiene un salario mensual de 14 mil dólares y aún le restan 18 meses de contrato. Rescindirle ahora implicaría un pago cercano a los 250 mil dólares, aunque desde el club estarían buscando llegar a un acuerdo para indemnizarlo solamente por un año, lo que aún así representaría un desembolso cercano a los 168 mil dólares.

Las salidas de Sergio Gila y Sabin Merino pueden poner en jaque a Saprissa.

Estos gastos, acumulados en muy poco tiempo, han puesto en jaque la posibilidad de Saprissa de ir al mercado con fuerza. Las prioridades se han desplazado de los refuerzos al control del daño financiero.

Con este panorama, la afición morada deberá tener paciencia. El mercado de fichajes podría pasar casi desapercibido para un equipo que, pese a su grandeza, está atado de manos por errores dirigenciales que ahora pesan como una losa. La “S” sigue siendo competitiva en la cancha, pero fuera de ella, las finanzas marcan la pauta.