La apuesta se dio a conocer públicamente hace un par de semanas a través del diario El Gráfico, de El Salvador. Esta consistía en que el perdedor del partido del debut entre ambas selecciones en la Copa Oro tendría que pagarle una cena en Houston al ganador.
Ya se sabe que el vencedor fue Bonilla, quien había dicho hace un par de semanas sobre su amigo:
“Nepomuceno me apoyó mucho cuando estuve en Rumania. Le debo mucho, es una gran persona”.
El anotador por El Salvador se llevó al final no solo la apuesta sino también el reconocimiento al mejor jugador del partido:
“Fue un gol psicológico para el rival. Supimos manejar el segundo tiempo. No tuvimos complicaciones. Fue un gran inicio para la selección salvadoreña”, fue el balance de Bonilla tras el encuentro.