El portero merengue fue una de las figuras en el agónico triunfo 2-1 del Real Madrid en el Camp Nou. Pique adelantó al Barcelona, pero los de Zidane los dieron vuelta con goles de Benzema y Cristiano Ronaldo.
Barcelona llegó al clásico como máximo favorito, por el nivel demostrado a lo largo de la temporada y por el plus que implica jugar como local. Y durante el primer tiempo se encargó de marcar esa superioridad, haciéndose dueño absoluto del balón y amenazando de manera constante la portería merengue.
Allí comenzó a construir Keylor Navas su partido épico, con una gran tapada ante un remate de Rakitic que se disponía a celebrar el primer gol del partido.
En el complemento, Barcelona volvió a comenzar mejor y Lionel Messi tuvo el grito de su tanto número 500, pero el tico se estiró en toda su extensión para desviar un remate perfecto del argentino.
Poco pudo hacer minutos más tarde ante un cabezazo de Gerard Piqué en soledad, que estampó el 1-0 en favor de los de Luis Enrique y amenazó con terminar de sentenciar a un Real Madrid que no hace pie en La Liga.
Sin embargo, casi no pudo celebrar Barcelona, porque Benzema lo empató con una tijera, tras un contragolpe perfecto del equipo merengue. A diez minutos del final, Bale marcó el gol de la victoria para los de Zidane, pero el árbitro lo invalidó por un empujón inexistente del galés.
Pero apareció Cristiano, que sí sabe sacar pecho en los partidos importantes, y definió con violencia un balón que se encontró en el área para un triunfo épico del Real Madrid, que quiere volver a subir al tren de La Liga.
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