Carlos Montenegro encuentra oportunidades donde otros ven desventajas. Desde pequeño sus padres le enseñaron a tener iniciativa y actitud para sobrevivir adaptándose a las diferentes circunstancias de la vida e intentar sacar lo mejor de cada situación para salir adelante.
La actividad futbolística está pausada en Costa Rica , donde vive y juega el defensor de la Selección de Futbo l, desde hace más de un mes por la pandemia del Covid-19. El jugador de La U Universitarios de la Primera División no depende solo de su salario como futbolista, sino de un pequeño de negocio familiar: un par de microbuses para hacer recorrido o viajes de turismo.
El negocio estuvo parado por más de 21 días porque los Call Center, a quienes le hacían recorridos, cerraron y cayó el turismo del país, pero hace tres semanas a Montenegro se le ocurrió una idea para tener ingresos adicionales: vender fresas y moras congeladas a domicilio en los microbuses.
“Nos ha ido súper bien, la gente ha reaccionado bastante y tenemos muchas demanda”, explica Montenegro, quien indicó que el producto se obtiene de la fina de su cuñada Marcia Marsell. “Ella le vendía a los supermecados grandes y pequeños, pero dejaron de comprar un poco y ahí me dio el chance para vender”, señala en charla con La Prensa.
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Montenegro vende el producto junto a su esposa Mariana Guillén, quien espera su primer hija Adriella, y su hermano Daniel. “Publicamos en Facebbok el producto y la gente nos hace pedidos y vamos a entregar en las casas de Heredia donde nos lo piden los lunes y martes. Les llevamos las frutas directo para que no tenga correr por el virus”,concluyó el defensor