El fútbol costarricense sigue exportando talento a la MLS, pero los tiempos han cambiado notablemente, especialmente en el aspecto económico. Mientras el histórico Paulo Wanchope ganaba 240 mil dólares anuales cuando defendía la camiseta del Chicago Fire en la temporada 2007-08, hoy un joven como Alonso Martínez supera esa cifra con comodidad en el New York City FC.
En su paso por el fútbol estadounidense, el entrenador del Deportivo Saprissa fue un nombre de peso. Llegaba con la etiqueta de exmundialista, ídolo en Inglaterra y figura de Costa Rica. Sin embargo, su salario anual en aquella época era de 240 mil dólares, un monto importante en el contexto de una liga que aún estaba en fase de crecimiento y que no manejaba los mismos presupuestos que hoy.
Para ponerlo en perspectiva, en esos años la MLS apostaba por figuras reconocidas, pero los grandes contratos estaban reservados casi exclusivamente para nombres de la talla de David Beckham, quien rompió todos los esquemas económicos cuando firmó con LA Galaxy.
Alonso Martínez: una nueva generación mejor valorada
Casi dos décadas después, Alonso Martínez representa a la nueva generación de ticos en la MLS, y su valor de mercado —y salarial— refleja el crecimiento del fútbol en la región y de la propia liga.
¿Cuál es el salario de Alonso Martínez?
De acuerdo a la Guía Salarial de Jugadores de la MLS de septiembre de 2024, el salario base de Martínez en el NYCFC era de 300,000 dólares anuales. Pero eso no es todo: su salario total, incluyendo bonos y otras compensaciones, alcanza los 328,483 dólares. Además, el contrato renovado que lo vincula al club neoyorquino hasta 2027 podría incluir cláusulas que mejoren aún más esas cifras si cumple ciertos objetivos de rendimiento.
Una comparación que marca la evolución
La comparación entre los salarios de Wanchope y Alonso Martínez muestra no solo la evolución en la valoración del talento tico, sino también el crecimiento económico de la MLS. Hoy, jugadores jóvenes con potencial y proyección internacional pueden asegurarse contratos sólidos en clubes competitivos, algo que hace 15 o 20 años era una excepción para los centroamericanos.