Este viernes, el Club Sport Herediano alcanzó la ansiada estrella número 30 tras derrotar a Liga Deportiva Alajuelense en la Gran Final del Torneo Apertura 2024. Con un global de 3-2, los florenses se coronaron en el césped del Estadio Alejandro Morera Soto, pero lo que debería haber sido una fiesta terminó convirtiéndose en una noche de caos.
Apenas el árbitro Keylor Herrera decretó el final del partido, el campo de juego se convirtió en escenario de una batalla campal. Todo inició cuando un asistente de Alajuelense arrebató una bandera a los jugadores heredianos, desatando la furia y los golpes.
El lado más oscuro del fútbol costarricense
El descontrol fue inmediato y absoluto. Miembros de ambos equipos, junto con sus colaboradores, se enfrascaron en una pelea que obligó a los efectivos de seguridad a intervenir. Sin embargo, la situación se salió rápidamente de control, dejando imágenes impactantes que empañaron el logro histórico del equipo florense.
Mientras los ánimos continuaban caldeados en el campo, la situación se agravó aún más cuando varios aficionados rojinegros saltaron a la cancha con la intención de agredir a los jugadores.
Pero el caos no se limitó al terreno de juego, ya que una vez que los equipos lograron retirarse hacia los camerinos, los seguidores de Alajuelense intentaron derribar los portones a patadas para acceder a la zona de vestuarios.
Las patadas y gritos resonaban dentro y fuera del recinto mientras la seguridad hacía todo lo posible por evitar un desastre mayor. Las imágenes muestran un escenario que, más que una celebración deportiva, parecía una zona de guerra.
Pero la cosa no terminó ahí. Cuando los jugadores florenses volvieron a saltar al césped de La Catedral, ya vaciada de aficionados, para dar la vuelta olímpica, sus colegas rojinegras volvieron a intentar agredirlos, llegando incluso a enfrentarse con efectivos de la Fuerza Pública.
La frustración de los hinchas manudos tras otro fracaso deportivo parece no tener límites, llegando al punto de convertir la noche de la Gran Final en una jornada oscura para el fútbol costarricense.