El flamante presidente de la FIFA quiere apresurar la elección de la sede de la Copa del Mundo de 2026 asignándole el privilegio a la Confederación del Norte Centroamérica y Caribe, que jugó un papel decisivo en su elección.
Después de tanto esperar, Centroamérica podría, al fin, tener el honor de organizar su propio Mundial. Es cierto que deberá competir por dicho privilegio con las potencias del norte del continente, descartamos al Caribe por cuestiones logísticas y presupuestarias, pero el manifiesto apoyo que la UNCAF brindó a Infantino desde el lanzamiento de su candidatura podría jugar como una importante carta en favor de la región.
Como adelantó hace algunos meses FutbolCentroAmérica, la idea de premiar con un Mundial a Centroamérica dentro de no más de 30 años estaba latente incluso antes de la victoria del nuevo presidente; pero los tiempos podrían adelantarse ahora de manera notable.
Infantino ya manifestó la urgencia de elegir sede para 2026, y de aplicarse la rotación de continentes, sería el turno de Concacaf, ya que en 2010 le tocó a África, en 2014 a Sudamérica, en 2018 le tocará a Europa y en 2022 a Asia.
Pero, ¿cómo competir contra México, Estados Unidos y Canadá? Simple. Muy raro sería ver que México organice su tercer Mundial cuando hay tantos postergados reclamando por ser sede, algo que le podría generar al presidente enemistades antes de tiempo. A Estados Unidos arecen haberlo conformado asignándole la polémica sede de la Copa América Centenario y Canadá no ha mostrado interés alguno en reclamar tal privilegio.
En Centroamérica, en cambio, Infantino tuvo un aliado al que tarde o temprano, conociendo cómo funciona el mundo FIFA, habrá que devolverle el favor. Claro que las federaciones de la UNCAF deberán trabajar en conjunto y con velocidad, para presentar una estructura convincente, ya que ninguna de las naciones por sí solas parece hoy por hoy estar en condiciones de afrontar dicha responsabilidad.
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