El delantero del Girona contó, en una entrevista con EFE, cómo fue el camino hasta llegar a jugar en la Primera División de España.

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A pesar de su juventud, Choco Lozano está plagado de éxitos en su carrera profesional. Es el futbolista más joven en debutar y anotar un gol en la Liga Nacional de Honduras, vistió las camisetas del Alcoyano, el Tenerife y paso por las filiales del Valencia y el Barcelona, hasta que recaló en el Girona, equipo de la Primera División de España.

Choco debutó en las redes con el Girona el pasado 3 de marzo, en la victoria por 2 a 0 ante el Villarreal, convirtiéndose así en el cuarto hondureño en marcar un gol en la primera de España, hecho que no sucedía hace 33 años.

A pesar de su gran momento, el catracho confesó que tuvo una infancia muy dura, pero que supo salir adelante.

Aquí les dejamos la nota:

  • Trasladémonos a los inicios. ¿De dónde viene su amor por este deporte? Yo empecé jugando en la calle, como la mayoría de los futbolistas. Tengo un hermano que, en ese momento, estaba en el Marathón, un equipo de la Primera División hondureña, y que, como me veía jugar en la calle, quizás vio que tenía algún destellito y me dijo si quería ir a las categorías inferiores de ese club. Comencé ahí, desde muy pequeño, y, poco a poco, fijándome en él y en un tío mío que también jugaba al fútbol, fui creando esta pasión. Al cabo de un tiempo, el fútbol ya lo era todo para mí. No iba al colegio; le decía a mi madre que iba a la escuela, pero me iba a jugar a fútbol en la calle. Cuando regresaba me ponía a hacer toques con el balón en casa y, cuando terminaba, me ponía a ver un partido. Estaba todo el día con el fútbol, cuando era pequeño todo era fútbol para mí. Tenía una pasión increíble.
  • Con todo, los inicios no fueron nada fáciles… Mis cuatro hermanos y yo nos criamos con mi madre. Aunque vivía fuera de la ciudad durante la semana por el trabajo, mi padre también colaboraba en lo que podía y también fue un apoyo muy grande, pero fue ella la que más luchó para sacar adelante a toda la familia. Era enfermera y, a veces, tenía que trabajar todo el día y toda la noche. Al principio fue duro, porque nosotros sabíamos todo lo que ella tenía que sacrificarse, pero al final, con perseverancia, ganas e ilusión, uno siempre puede salir adelante. Poder estar hoy aquí demuestra que todo sacrificio tiene su recompensa y que todo ha valido la pena.
  • ¿Recuerda cuando estrenó sus primeras botas? Al principio, cuando jugaba en la calle, yo tenía mis zapatillas, pero prefería jugar descalzo. Mi madre hacía el sacrificio y me las compraba, pero yo no las quería ensuciar, no las quería romper. Me las quitaba y jugaba descalzo en la calle. Es que, para mí, esas botas significaban mucho sacrificio y, además, si las llevaba sucias a casa me caía una … Recuerdo con mucho cariño que las primeras zapatillas que tuve me las regaló mi cuñado. Son recuerdos muy bonitos que te quedan para toda la vida.
  • La perseverancia, las ganas y la ilusión que menciona también debieron jugar un papel clave para escapar de las bandas y del narcotráfico: No es fácil no caer en todo eso, sobre todo cuando eres de un barrio muy humilde en el que hay muchas malas influencias. La verdad es que tengo muy buenos recuerdos de mi ciudad, pero es cierto que cuando yo era pequeño estaba comenzando el tema de las pandillas. Y en mi barrio, la mayoría de los amigos y de la gente con la que crecí… Algunos tomamos un camino bueno y otros se fueron por el que no era. De hecho, algunos lamentablemente murieron por meterse en estas cosas. Todo esto se te queda para siempre, como una lección para la vida. Gracias a Dios, uno tomó el camino correcto y pudimos salir de allí y escapar de todo eso. Estoy muy orgulloso de todos los que lo han hecho.