El ambiente en Newell’s Old Boys está al borde del estallido. La crisis institucional que vive el club argentino ha alcanzado niveles alarmantes, con su barra brava y socios organizando una protesta masiva para exigir la renuncia del presidente Ignacio Astore. En medio del caos, Keylor Navas, quien llegó al equipo a inicios de año como la gran figura en el arco, se encuentra envuelto en un escenario que poco tiene que ver con lo deportivo y que amenaza con desestabilizar su estadía en el fútbol argentino.

¿Qué sucede en Newell’s?

Los disturbios comenzaron cuando un grupo de aproximadamente 100 hinchas y socios se apostaron en la sede del club con pancartas, cánticos y amenazas claras hacia la directiva. La consigna era contundente: “Revolución o descenso”, una frase que refleja el nivel de descontento de la afición con la gestión de Astore. La tensión escaló rápidamente cuando se produjeron incendios en las calles cercanas al estadio, lo que obligó a la policía a intervenir con balas de goma para dispersar la manifestación.

Mientras la sede del club era el epicentro de la protesta, el estadio Marcelo Bielsa también fue escenario de la revuelta, con manifestantes ocupando sectores cercanos a la piscina y otros espacios internos. En medio de la crisis, Federico Ripani, vicepresidente segundo de Newell’s, anunció su renuncia por diferencias con Astore respecto al calendario electoral, aumentando la sensación de inestabilidad dentro del club.

Para Keylor Navas, esta situación representa un reto inesperado en su aventura en el fútbol argentino. El ex PSG, que llegó con la misión de aportar experiencia y liderazgo a un equipo con aspiraciones de competir en la parte alta de la tabla, ahora se encuentra en un entorno marcado por la incertidumbre y el desorden dirigencial. La incertidumbre sobre el futuro de la institución podría afectar no solo el rendimiento del equipo en la cancha, sino también la estabilidad del propio Navas en su nueva etapa.

El exguardameta del PSG y Real Madrid no es ajeno a situaciones de presión, pero esta vez la batalla que enfrenta su club no se libra dentro del campo, sino fuera de él. Las protestas y la crisis institucional pueden impactar directamente en el desempeño del plantel, generando un clima de tensión que, a la larga, podría influir en el rendimiento deportivo del equipo y la confianza de los jugadores.

Mientras los hinchas exigen cambios inmediatos, Newell’s enfrenta un dilema: resolver su crisis institucional de manera urgente o arriesgarse a que el caos afecte su desempeño en el torneo. Para Keylor Navas, este episodio podría marcar un antes y un después en su paso por el fútbol argentino, donde ahora no solo deberá atajar balones, sino también esquivar los problemas que amenazan con arrastrar al club a una crisis aún mayor.